He leído y escuchado que después de esta pandemia ya nada volverá a ser igual, vaya descubrimiento, nuestra vida nunca es igual que la de ayer, a no ser que seas el protagonista de la película “Atrapado en el Tiempo” (el día de la marmota).
Nos auguran que al finalizar la pandemia nos instalaremos en el desenfreno y el consumo, algo así como una Isla de las Tentaciones con pulsera de todo gratis, pero que tienes que pagar. Triste panorama, triste aprendizaje, pero al final la realidad es que las guerras no enseñan nada, bueno sí, nos ponen frente al espejo de lo que somos realmente cada uno. Y por mucho desenfreno e intento de recuperar “el tiempo perdido”, al final será tu imagen la que sigas viendo anclada en el espejo.
Educar a nuestros hijos en estos tiempos en los que muchas familias están azotadas por incertidumbres laborales, económicas, sociales, relacionales, es tarea compleja pero ineludible.
Sigue educando porque con pandemia y después de la pandemia:
Tus hijos tienen que seguir formándose, la educación escolar es un legado imprescindible para transmitir a nuestros hijos.
Educa porque la vida no es justa ni injusta, la vida es vida y además frágil, el sufrimiento y los errores son tan naturales como los éxitos y los aciertos y hay que educar para afrontarlos.
Educa porque las normas son la guía para no perderse, las normas son la luz si te pierdes, las normas no son un dogma, son una herramienta con la que ejercemos la tarea de educar.
Educa para enseñar y aprender a ser buenas personas, buenos ciudadanos, saber convivir es nuestra contribución para hacer que este mundo, pandémico y post pandémico, sea un mejor lugar.
Educa, los verbos que terminan en-ar, -er, -ir, se pueden conjugar siempre, que no hay pandemia que lo impida. Es que parece que antes de la pandemia estábamos todos los días abrazados unos a otros, viajando por el mundo abrazados, en reuniones alrededor de una mesa abrazados. Así que es verdad que hay cambios en nuestro estilo de vida y hay que adaptarse a ello, pero sigue habiendo vida que vivir.
Educa, yo que, a mis años, aún soy un aprendiz que comete errores, confío en todos y cada uno de los padres y madres que educan, estoy seguro de que a pesar de los pesares, de los aciertos y errores, después de la pandemia, nos seguirá quedando una tarea, educar.
Y nuestros hijos, seguirán viviendo, y protagonizaran los cambios sociales, laborales, económicos y en el mundo post pandémico, seguirá habiendo gente a favor, gente en contra, gente que dirá: “es que tú” y otros que contestarán “pues anda que tú”, seguirán los profetas agoreros y los yupiprofetas, continuarán las noticias en el único periódico que dice la verdad, el que tu lees, seguirán los bailes, las modas, habrá novedades… y también hombres, mujeres y viceversa. Así que a educar. A vivir.