Y de nuevo llegó septiembre, como suele llegar todos los años, de un día para otro, como un Déjà vu, y con septiembre llegan también deseos, deseos de organización, deseos de no repetir errores, deseos de cambio, deseos y más deseos. Planeta Agostini sigue sin editar el coleccionable “construye una criatura perfecta” en fascículos semanales que diera cobertura a tantos deseos de padres y madres y profesorado en general, pero se empeña en que colecciones coches de carreras, libros de Agatha Christie, audio cuentos, etc.
¿Y tú?, ¿ya te has dicho eso de que este año no vas a gritar?, ¿le has dicho a tus hijos que no piensas revisarles la mochila?, ¿que este año van a recoger la ropa?, ¿que se acabó tanta “maquinita” ?, que este año van a cambiar las cosas, etc. etc.
No te pongas el listón muy alto que puede ser que el día 15 de septiembre te sorprendas mirándote al espejo y diciendo, “¡ay!, ya estamos como siempre” y con ese pensamiento, acompañado de cierto sentimiento de incompetencia, comiences a sentirte un padre o una madre inútil.
Esto de educar, ya lo hemos repetido hasta la saciedad, es bastante complejo y solo parece fácil cuando se trata de educar a los hijos de los otros, pero es la tarea que tenemos entre manos y con lamentaciones, miedos, inseguridades no nos ayudamos mucho al desempeño de esta tarea.
1º No eres perfecto, no eres perfecta. Y tus hijos tampoco. Así que tienes que “entender” que a veces te desesperes, grites, se te suelte la lengua, y a veces la mano. Pero entenderlo no significa que estés de acuerdo o aceptes ese comportamiento, entenderlo significa que reconoces que en determinadas situaciones puedes perder el control y la única manera de intentar recobrar ese control es con tu pensamiento. Reconocer que eres gritón o gritona es el primer paso para controlar tus gritos, porque te recuerdo que gritas porque tienes poco aguante, no porque sea “la única manera de que los niños me hagan caso”. Recuerda que los niños hacen lo que ven.
2º Ser sistemático, constante, repetitivo, es una estupenda herramienta para educar. Ser constantes te dará seguridad, pero recuerda que educar no es ”la purga de Benito”, que los resultados son a medio y largo plazo. A tus hijos, sin embargo, les parecerás un pesado o una pesada de tomo y lomo. Y cuando te digan pesada, ya sabes, respóndeles, llámame sistemática.
3º Habla bien del colegio, habla siempre bien del profesorado. Te recuerdo que al profesorado le pasa igual que a los padres, no son perfectos y comparten contigo una responsabilidad, que es la de formar a tus hijos. Y si hay problemas, que es también normal que pueda haberlos, no dudes en ir a hablar con ellos.
4º No te avinagres. Si la actitud de los padres frente al inicio de curso es negativa, de hartazgo, pues esto es lo transmitimos a nuestros hijos. Y la realidad es que los días, todos los días, los negros y los rojos del calendario, son una oportunidad para vivir, para vivir cosas buenas, cosas regulares y algunas cosas malas, pero para eso educamos a nuestros hijos para que aprendan a vivir afrontando lo bueno, lo regular y lo malo. Recuerda, cada día, cada acontecimiento, una oportunidad para educar.
5º.- El cariño, los te quiero, el amor, hacia los que educamos es imprescindible. Educamos porque queremos a nuestros hijos, porque queremos lo mejor para nuestros hijos, No se te olvide durante todo el curso, sobre todo cuando haya borrascas, transmitir ese amor. Y te quiero no se dice llorando.
Este curso 22-23 vamos a celebrar el 10º aniversario del Blog Escuela de Padres, un blog que confía en la competencia de padres y madres para dar respuesta a las necesidades que sus hijos presentan a lo largo de su desarrollo.
¿Quién dijo miedo? ¡A la tarea!