Aún recuerdo la primera vez que lo vi en brazos de una amiga. Me inspiró mucha ternura la manera en la que se miraban, sentí cierta envidia por la relación que ambos establecían sin necesidad de hablar y, desde ese día, imaginé tener alguno en mi vida.
Al principio son tan vulnerables que no importa hacer ningún esfuerzo por cuidarlos. Están llenos de vida, de movimiento, y cualquier cosa que hagan te llena de satisfacción.
Hay que cuidarlos, alimentarlos, sacarlos a pasear y, sobre todo, prestarles atención. Ellos además lo notan, y jamás se les olvida quién los cuidó.
Hay que educarlos, enseñarles qué pueden y qué no pueden hacer, dónde y cuándo. Aprenden rápido si eres sistemático en el proceso de enseñanza.
Notan si estás feliz o triste, y parecen contagiarse de tu felicidad y tu tristeza.
Te duele ver que hay personas que no los aprecian, que los abandonan, que los maltratan. Sientes verdadero dolor.
Dan mucha satisfacción, pero también preocupaciones. Pero sabes que los cuidarás siempre.
¿Mascotas? No, no estoy hablando de mascotas, estoy hablando de niños. ¿Cómo has podido creer que una mascota es igual que un niño? A lo mejor es porque los mensajes que estamos trasmitiendo no están claros ya que para respetar los animales no es necesario humanizarlos.
Esta tendencia a preferir tener un perro o un gato a un hijo tiene nombre pet moms & dads y en muchos países con buen desarrollo económico ya hay ciudades en las que hay más mascotas que hijos. Nada más que hay que asomarse a las redes sociales para darse cuenta de la cantidad de fotos que aparecen de mascotas. Y pronto aparecerá Instacat, Facedog, Miautitter o Tinderpet para que nuestras mascotas tengan vida social.
Yo soy niñista, adolecentista, defensor de los derechos de los niños y sus familias. Los niñistas no somos anti-nada, y somos pro infancia, pro familia, pro escuela, pro educación, educación y más educación, pro ciudades amigas de la infancia.
Los niñistas luchamos por una sociedad capaz de comprometerse con los más vulnerables de sus miembros. ¿Te apuntas? Nuestra sociedad necesita más niños, porque sin niños no hay futuro. Así que exijamos a los poderes públicos políticas en defensa de la natalidad, comprometámonos con la defensa de la familia. Sí, de cualquier familia. Sin niños no hay futuro.