“Mi hijo no me come”
¿Tu hijo o tu hija come poco?, ¿le pones para merendar las lentejas que no se comió? o ¿para cenar si tampoco se las merienda?, ¿Son las comidas en tu casa momentos de tranquilidad y bienestar?, ¿Tu niño, el inapetente, va a casa de tu cuñada y se lo come todo?, ¿te llama tu cuñada para decírtelo y notas que lo dice, además, con cierto retintín?

el aprendizaje de los hábitos de alimentación requiere que el momento de la comida sea agradable.
El momento de la comida genera en muchas familias situaciones de gran tensión, y, sin embargo, para enseñar a nuestros hijos a comer hace falta mucha tranquilidad.
¿Por qué nos altera tanto el tema de la comida?
En primer lugar porque padres y madres creen que su competencia como padres se ve puesta en entredicho. ¿Qué tipo de padre soy si no soy capaz de hacer que mi hijo coma?. Y por esa razón, por frustración, los momentos de la comida se convierten en momentos de mucha tensión, de creciente tensión que suelen terminar con niños enrabietados y padres fuera de control.
En segundo lugar, por la preocupación de que nuestros hijos estén bien alimentados, o sea, que coman de todo, porque sabemos que es muy importante para su desarrollo. Pero te recuerdo que eso de aprender a comer de todo a algunos niños les va a llevar más tiempo que a otros.
¿Qué podemos hacer?
1.- Te recuerdo que los hijos se parecen a sus padres y hay padres que comen como pajaritos. La genética juega un papel importante en esta tarea de educar.
2.- El momento de la comida tiene que ser un momento de tranquilidad, si te alteras o te irritas lo único que logramos es convertir ese momento es una oportunidad más para generar tensión.
3.- Acostumbrad a los niños a que coman a la vez que coméis vosotros para que os vean comer. No olvidéis que padres y madres somos un modelo de gran importancia en el aprendizaje de nuestros hijos. Ofrecedle comida de la que estéis comiendo y dejad que los niños la cojan con las manos, que se manchen, que la exploren. A veces nos empeñamos en que coman sin mancharse lo más mínimo, les impedimos que toquen la comida con las manos y les rebañamos los alrededores de la boca con el filo de la cuchara para que no dejen nada fuera. Un suplicio.
4.- No hacerles fiestas si comen porque comer no es un extraordinario que hay que festejar..
5.- Nada de dramas si no comen. Tenedlos sentados como mucho 20 minutos delante del plato. Ofrecedle comida e insistid. Y si no come nada después de intentarlo en ese tiempo, le sacáis de ese espacio sin decirle nada. Si en un ratito llega diciendo que tiene hambre, le invitáis a que se siente y le ofrecéis la misma comida. Si lo dice cuando haya pasado más tiempo, le decís, “no te preocupes luego meriendas” y le adelantáis un poco la hora de merendar (y se merienda lo que se merienda, no le pongas las lentejas).
6.- Se come con la boca pero tambien con los ojos. Así que en vez de utilizar mini vajillas rebosantes de comida, procura utilizar platos y cuencos grandes para que la comida parezca que se pierde en el plato.
7.- ¿Los distraemos con “pantallas”? Yo no voy a ser talibán y decirte ¡ni se te ocurra!, porque hay niños que mientras ven alguna serie de dibujos animados son capaces de comer brócoli, judías verdes y lo que su padre o madre les metan en la boca. Pero procurad, en la medida de lo posible, que la hora de comer sea para centrarnos en comer.
8.- Cuando digan eso de “¡no me gusta!”, “que asco” y otras lindezas parecidas,intenta no entrar al trapo, tú dile tranquilamente, “pues a mí me encanta”. Y no te pongas a explicarle todas las horas que le has dedicado a la compra y cocinado de tan estupendos productos.
9.- Si tu hijo come en el comedor escolar de todo, pero en tu casa no, espabila porque la criatura tiene poderío o tú miedo.
10.- En resumen, paciencia y tranquilidad y constancia porque dentro de unos años los vais a ver como devoran.