Solo los valientes reconocen que tienen miedo.
Los miedos juegan un papel importante en el desarrollo de las personas. El miedo es un mecanismo de protección y supervivencia, el miedo hace que las personas sean precavidas que valoren riesgos y por eso hay que tener una actitud de tranquilidad ante las manifestaciones de miedo de nuestros hijos y, sobre todo, un especial cuidado a la hora de utilizar los miedos como estrategia de educación.
Los miedos infantiles, por lo general, son frecuentes y normales y, de la misma manera que aparecen, se van. En estos días de incertidumbre ante lo que está ocurriendo y lo que vendrá después, es normal que nuestros hijos e hijas puedan presentar miedos en forma de pesadillas, cambios de humor, de conducta, etc. Así que, ante esos miedos, la mejor actitud de los padres ante ellos es mostrarnos como un modelo de seguridad, de comprensión, de tranquilidad.
Ante las pesadillas de los niños, la actitud de los padres ha de ser de absoluta tranquilidad (claro que, a las 4 de la mañana, la paciencia y tranquilidad a veces también está durmiendo), tranquilidad para ir a su cuarto y decirles ¿qué te pasa?, y dejarlos que nos cuente su sueño, y cuando termine decirle, “claro, hijo, si sueñas esas cosas es normal que tengas miedo. Solo ha sido un sueño.”. Abrácelos, cuando se tiene miedo el contacto físico calma mucho, y no enciendas muchas luces y así evitaremos que se espabilen.
Algunos padres se ponen a buscar los monstruos por la habitación de sus hijos creyendo que esa es la demostración palpable de que lo que les asusta no está en el cuarto y, sin embargo, con este comportamiento los hijos piensan, ¡madre mía! si mi madre los está buscando eso significa que ¡pueden estar aquí.!
A las 4 de la mañana no es buena hora para ponerse a razonar (al razonamiento le pasa como a la paciencia, está durmiendo). Así que es mejor dejar los razonamientos para el día siguiente.
alguna estrategia para intentar afrontarlos:
– No se puede elegir no tener miedo, son subjetivos, universales, así que se tienen y punto.
– No le hagas sentir que es un miedoso, no lo ridiculices. Sencillamente hazle ver que es NORMAL TENER MIEDO. No le llames cobarde, ni le hagas sentir como tal. Los miedos les hacen sentir muy inseguros y necesitan comprensión.
– Reconocer que se tiene miedo, es la mejor manera de poder combatir los miedos.
– Los miedos tienen nombre, hablemos de los miedo sin temor. Habla de tus miedo, así el podrá ponerle nombre a los suyos, déjale que te los cuente, presta atención y sencillamente dile, “es normal que si piensas eso, estés asustado”.
-Los miedos afrontados con ayuda son más fáciles de afrontar. Hay padres que intentan ayudar a superar los temores de sus hijos obligándoles a enfrentarse a ellos en solitario. Como si tuvieran que ser una especie de “legionarios”. Este es otro tremendo error que lo que suele acarrear es un sentimiento de no ser capaz de afrontar el miedo y, por lo tanto, no tendrá oportunidad de sentirse orgulloso de sí mismo. De lo que se trata es de hacer sentir al niño que tiene miedo que estás con él.
-Y sobre todo no ignores sus miedos. Si ignoras por completo sus temores se sentirá perdido y solo. No encontrará la forma de enfrentarse con el problema y percibirá por tu parte desinterés y falta de cariño.
Procuremos no asustar a los hijos mientras los educamos, porque asustando a los hijos, nos asustamos los padres. Y el círculo del miedo se va haciendo cada vez más intenso.
Solo los valientes tienen miedo, recuérdaselo a tus hijos e hijas.