Este es un extracto de un correo electrónico que me enviaron hace unos días: “Mi hijo es un buen chico, saca buenas notas, es muy buen estudiante, tiene buenos amigos pero ayer por la tarde buscando un bolígrafo en su mochila encontré algo del tamaño de un caramelo envuelto en papel de aluminio. Me quedé helado, mi hijo con 15 años llevaba en su mochila, en su cuarto, en nuestra casa, droga. Miedo, desconcierto y una tremenda rabia, todo esto me asaltó en un instante. ¿Qué hemos hecho mal? Si tiene de todo, si le va bien, si es un niño aparentemente feliz, ¿por qué hace esto? No sé cómo actuar, no sé qué hacer ni qué decir. No lo he hablado con nadie. Menuda pesadilla.”
Las drogas están alrededor de nuestros hijos, y esto es una realidad que los padres no debemos ni podemos obviar. Están tan cerca de nuestros hijos que a veces están hasta en nuestra propia casa. No, no lo digo para asustar, lo digo sencillamente con la finalidad de que los padres abramos los ojos y sepamos qué decir y cómo actuar. Es verdad que cada hijo es un mundo, que cada familia tiene sus circunstancias y, aunque no hay métodos infalibles para educar, yo creo que los padres, en el tema de drogas, podemos y debemos:
1º.- Buscar Información. ¿Qué sabes de las drogas?, pero qué sabes, de verdad. Cómo vas a educar sobre algo que desconoces. Conozco a padres que, con cara de angustia, les hacen jurar a sus hijos que nunca van a tomar drogas y piensan que, con eso, es suficiente. El conocimiento, la información son los mejores acompañantes en la tarea de educar. La guía “Hablemos de drogas. Una realidad que debe tratarse en familia”, de la Obra Social de la Caixa es una estupenda herramienta para informarse.
2º.- Hablar con tu hijo sobre drogas. Al finalizar la Educación Primaria, con 12 años, es una edad apropiada para comenzar. Pero habla con serenidad, porque esa es la manera en la que hablan las personas que saben de lo que están hablando. No metas miedo ni exageres porque está demostrado que “asustar” no educa. Habla con tu hijo para conocer su opinión sobre las drogas, y no te desesperes si te dicen perlas como “la marihuana es buena porque es buena para el cáncer”. Los adolescentes suelen tener una visión demasiado “positiva” sobre las drogas, y los adultos, “negativa”, por lo que hay que hacer es educar para tener una visión “realista”.
3º.- Enseñar a los hijos a responsabilizarse de sus acciones es una de las mejores cosas que los padres podemos hacer mientras educamos. Responsabilizarse requiere asegurar a los hijos que siempre los vamos a apoyar pero que ellos tienen que asumir las consecuencias de sus actos. Para educar en responsabilidad necesitamos marcar una línea clara de lo que creemos que es tolerable y lo que consideramos intolerable en el tema de las drogas. La realidad es que al final va a ser nuestro hijo el que decida, el que tenga la última palabra.
4º.- Si tu hijo comienza a “flirtear” con las drogas no te paralices, no lo lleves en secreto. Busca ayuda. Habla con sus profesores, con la familia, con profesionales. Entrar en contacto con las drogas en la adolescencia no es sinónimo de ser un drogadicto. Negar una realidad, sin embargo, sí que puede conllevar problemas mayores. Cuando tenemos problemas en la educación de los hijos necesitamos todas las manos, así que habla con los profesores de tus hijos, con tu familia, con profesionales porque puedes encontrar en ellos una ayuda más que valiosa.
5º.- ¿Quién dijo miedo? Controlar el miedo que nos invade con las palabras drogas, adolescencia, alcohol… Con miedo no se educa. Así que lee, infórmate, y manos a la obra. Parafraseando a los del Atleti,”educar, y educar, y educar, y volver a educar”. A por ello.
Es un tema serio este de las drogas en el que los padres tenemos una responsabilidad durante un tiempo, el de la educación, luego serán nuestros hijos los que determinen qué y cómo quieren vivir.