Guardo muchos recuerdos de mis años de estudio de historia del arte . Una sudadera con el escudo de la universidad, cajas de apuntes tomados con el puño y letra de la más aplicada de clase ( algunos cuantos de mi puño con letra ilegible), millones de fotografías guardadas en Dvd’s que tienen fecha de caducidad por los dichosos hongos y muchos objetos inservibles.
Pero son unos pocos recuerdos lo que se graban a hierro en la mente y en el corazón. Fiestas, melopeas, conciertos, salidas diurnas y noctunas, locuras, amigos, viajes culturales que acababan en auténticas performances de un grupo de hisotriadores gamberros que le interesaba el arte, el buen vino y la música. Los cuatro jinetes del apocalipsis: Ángel Sáiz, Tomás del Bien, José Luís díaz y un servidor. Unos fiestero de pro, pero además unos chicos muy aplicados que nos interesaba mucho eso del arte y sobre todo reir con él. El Museo del Prado, el Bornemisza -Thyssen, el Da2, Musac, lo compatibilizábamos con los mejores garitos de la ciudad charra como el Scaná, La Imprenta, la Sociedad y el Ptotemkim entre otros.
Recuerdo un visita al museo de la baronesa, en la cual los guardias de seguridad nos seguían por todos los pasillos. La verdad, nuestras pintas y nuestra guasa nos delataban como personajes con facilidad para “liarla parda”.
Primer contacto con el humor y el arte
Fue en esta visita en la que por primera vez sentí disfrutar ante una obra de arte desde un análisis diferente. El juego consistía en todo lo contrario. En lugar de admirarla, debíamos ridiculizarla. Mejor dicho, reirnos con la obra de arte por su iconografía pintoresca e incluso surealista. He de decir que el primero que me invitó fue mi gran amigo, José Luís Díaz. Ante cualquier obra de arte por muy importante que fuese le sacaba un gesto que nos hacía reir. Consistía en realizar un comentario, que de un sopetón fulminaba el aura de la obra, llevándola a algo más que serio a una broma.
Con el timpo, el mismo José Luís me presentó al Hematocrítico. Al parecer es un profesor de infantil que se dedica a definir obras de la historia del arte con títulos que invitan a la risa. Podríamos definirlo como el Banksy de la red ya que no da datos sobre su identidad. Pero, su nombre se ha hecho con el tiempo muy grande. Con miles de seguidores en las redes sociales, un libro publicado y un gran número de colaboraciones en diferentes revistas y medios de comunicación. El Hematocrítico ha dado una nueva re lectura de muchos cuadros de la historia del arte. La receta, conocer muy bien la historia del arte, observarla y además contar con mucha guasa e imaginación.
Obras como las que a continuación os presento son las que os pueden desatar una carcajada:
” El robot que me estoy haciendo no necesita flores, angel “(Il detalle affeminati per il androide primitivi) Bartolomeo di Giovanni
” Papa Noel regalando Iglesia de Playmóbil a Obispo con león “ (Il regalli per le obispi dil zoológicci) Carlo Crivelli
” Ven, que te voy a explicar para qué te traje a dar una vuelta en el carro “(Las intenccioni sesualli) Cima Da Conegliano
” El Capitán de los Travestis “ (The Cross Dressing Captain) Thomas Stewart