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¿Esto es arte?

¿Por qué no invertir en arte contemporáneo?

Los mecenas han sido los grandes pilares en los que se han sustentado la producción artística de grandes figuras de las artes. Habitualmente personas o familias con un poder económico importante. Además, con visión de futuro y sensibilidad artística han decidido invertir en arte con el fin de ayudar a artistas y también como inversión económica.

La familia italiana de los Médicis durante el renacimiento fueron una de las grandes instituciones promotoras de obras de arte.  Tuvieron entre sus artistas al magnífico Miguel Ángel, entre otros como Massacio y Fra Angelico. Miguel Ángel pertenecía a una familia adinerada, “los Buorranotis”. Los cuales pasaban por un declive económico. El magnífico escultor fue recogido por la familia al ver en aquel muchacho un potencial artístico increíble.  Con apenas 17 años estaba esculpiendo una piedra de mármol de Carrara. Documentos históricos argumentan  que se trataba de la “Madonna con el niño”, cuando uno de los médicis se le acercó y le invitó a que trabajase para la familia. A partir de aquel momento el artista se convirtió en sustentador económico de la familia Buonarroti.

En la actualidad aún siguen exisitiendo algunas familias de mecenas (Thyssen y Casa de Alba por ejemplo). Pero el panorama ha sido intervenido por marcas de bebidas, entidades bancarias, productos de cosméticos, entre otras. Las cuales se han hecho con gran parte del patronato de artistas y la comercialización de obras de arte. Los bienens artísticos tienen un valor no solo económico sino como producto cultural que con el tiempo adquiere un valor histórico y patrimonial considerable.

Con la bonanza económica, adquirir arte era un modo de inversión que a la larga revertiría en números positivos para los compradores. Al igual que se especuló con el ladrillo, se especuló con arte. Fueron muchos los artistas y galeristas los que se apuntaron al carro. Entramos en lo que muchos han llamado la gran farsa del arte. Incluso los medios de comunicación atacaban a la industria del arte con reportajes donde se mofaban del arte contemporáneo argumentando de que era una auténtica bazofia. Y a muchos no les faltaba razón, pero no podemos meter a todos en el mismo saco. En el arte contemporáneo hay muchos “canta mañanas” pero también artistas que trabajan duramente con un discurso elaborado a lo largo de mucho tiempo. El “arte basura”, al fin al cabo era un puro reflejo de los tiempos en los que vivíamos donde todo era sobre valorado y al igual que existen establecimientos de comida rápida, existen y existían, ferias y bienales donde el arte rápido y de mala calidad se vendía por doquier. 

En 2007 aún en las puertas de la crisis económica y sin recibir aún el tortazo de esta angustiosa situación. Visité Arco, era un hervidero de arte joven y vanguardista. Aquello era el Carrefour o el IKEA del arte, miles de stands. Lo bueno se mezclaba con la basura. Los consagrados se rotulaban en los stand, como las grandes marcas de refresco. Las galerías más modestas contaban con material muy interesante, incluso en art Madrid, la feria underground que se celebra al mismo tiempo que Arco me han comentado amigos y compañeros que había obras de mayor calidad.

Visto en un stand de Arco, cuatro trozitos de papel plata con un modelado absurdo y puramente casual era arte. !Y lo más gore¡ !se podía vender por 500 euros la pieza!. Era el culmen de lo absurdo, el timo de los timos. Detrás de esas obras no existía ningún tipo de discurso estético y mucho menos conceptual.

Las comunidades autónomas gastaban dinero a espuertas, y los galerístas se frotaban las manos y el símbolo del dólar se reflejaban en sus ojos. Un ambiente de exhuberancia, donde el arte tomaba un tercer plano. Lo importante es el negocio. Así, muchos museos se llenaron de objetos que el tiempo y la historia los cataloga y catalogará como auténtica basura.

Ahora lo que nos interesa, la gente de calle como nosotros ¿Podemos invertir en arte? mi respuesta es: sí, rotundamente sí. El arte siempre se ha vendido como algo de élite dirigido a aquellas personas que pueden “permitírselo”. Pero, permítanme que os desmonte esta idea. Conozco a un gran número de jóvenes artistas que venden su obra por precios muy asequibles. A penas 200 euros un cuadro, 10 euros ilustraciones, 50 euros fotografías, 100 euros esculturas. ¿No es asequible?

Pero claro, la idea de comprar arte es algo descabellado, ¿qué aporta un cuadro cuando puedo tener un móvil de última generación?

Evidentemente, un cuadro es algo que está fuera de la sociedad de consumo. Nos aporta experiencia estética que para algunos es necesario como el comer. Pero, imaginemos que compramos a un joven artista una obra y ese artista a los años su obra se revaloriza. La inversión ha sido positiva, no sería la primera vez que sucede. Por ello, os invito a que a los artistas/artesanos que os rodean le echéis una mano y probablemente esa ayuda revierta en vosotros. 

Os daré unos datos básicos para educar el olfato de inversión artística. 

  1. En primer lugar debe conmovernos estéticamente, es lo que llamamos atrapar. Una obra que no te deja impasible, es una buena obra. La que te engancha sensorialmente, como cuando te gusta un plato de determinado restaurante y vas continuamente a tomarlo. Es el más importante.
  2. Indentificación con la obra. La obra que nos identifica y en la que se convierte en espejo de nosotros mismo. Esa obra es de calidad.
  3. La obra que es resumen de los tiempos históricos en los que vivimos. Al fin y al cabo, el arte es testimonio directo de una época determinada. Si una obra a lo largo del tiempo nos hace entender como se vivía durante un periodo histórico esa obra tendrá un valor testimonial. 
  4. Analizar la trayectoria artística del creador. Es fácil pedirle o ver en su web el curriculum artístico. Un artista activo, es un profesional, no un aficionado.
  5. Valorar la obra en el mercado. Internet, galerías, foros de arte, etc.
  6. Si adquirimos una obra, pedir al autor un documento escrito donde certifique que la obra es suya, por posibles problemas a la hora de asegurar que la obra es original.
Espero que este artículo os invite y os motive a invertir en arte. Y sobre todo a coleccionar. No olviden, que ese patrimonio pasará a vuestros seres queridos y será una joya que si se cuida, sobrevivirá al tiempo.

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Sobre el autor

Historiador del arte, comunicador audiovisual, artista plástico y músico.


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