Extremadura volvió a registrar un saldo vegetativo negativo en 2011, pero perdió menos población que el año anterior. Es un dato positivo que no hay que pasar por alto entre las cifras de movimiento natural de la población e indicadores básicos de 2011 que hoy ha publicado el Instituto Nacional de Estadística y que vienen a constatar lo que ya se veía venir en otras estadísticas: la crisis está haciendo mella en la evolución de la población española.
La reducción del saldo vegetativo de Extremadura con respecto al año anterior se debe a que las defunciones bajaron más que los nacimientos. Gracias a ello se ha pasado de una pérdida de 688 personas a otra de 646. En el total del país, en cambio, baja el crecimiento vegetativo por tercer año consecutivo.
Entrando en detalles, en la región nacieron 9.938 niños. Es un 1,88% menos que en 2010, pero es el tercer menor descenso del país (a excepción de Asturias, que logró el único aumento). La media disminuyó el 3,03%. Es curioso que en Extremadura subió el nacimiento de niños (5.249 varones, el 52,8% del total) y bajó el de niñas (4.689 mujeres, un 4,7% menos). También lo es que bajan los partos sencillos (9.603) y aumentan los dobles (176) y triples (3). ¿Y cuánto creen que han pesado de media los niños extremeños? Pues 3.210 gramos, solo 16 gramos menos que la media.
Llama igualmente la atención que se ha interrumpido el imparable ascenso de los nacimientos de madre extranjera. Despuél del récord de 2010, con 755 nacimientos, el número ha bajado un 6,9% y se ha situado en 703. Suponen el 7,1% del total, aunque la media nacional está en el 19,3%. Aquí también se ha producido en la región un descenso menor que la media nacional.
Lo preocupante es que, tanto en Extremadura como en España, los nacimientos encadenan cuatro años de descenso. No cabe duda de que la crisis económica tiene mucho que ver con ello.
En cuanto a la mortalidad, en 2011 se registraron 10.584 defunciones, un 2,14% menos que el año anterior. Es el mayor descenso del país, que contrasta con un aumento del 1,52% de la media nacional.
Por lo que se refiere a los matrimonios, en Extremadura baja un 8,78% el número de enlaces entre personas de distinto sexo, hasta situarse en 3.511. ¿Dónde está la clave? En el vertiginoso descenso de los matrimonios católicos. En 2011 se celebraron 2.010 bodas por la Iglesia (un 13,8% menos), la mitad que en el año 2002. Las exclusivamente civiles han parado su aumento, con un total de 1.493. Los que no cesan de subir, aunque sea ligeramente, son los matrimonios homosexuales. En 2011 hubo 37 en la región, con lo que ya representan el 1% del total, aunque en el España ya van por encima del 2%.
El descenso de los nacimientos y de las defunciones se traduce en bajadas de los indicadores demográficos básicos. Así, la tasa de natalidad se sitúa en 9,18 nacidos por cada 1.000 habitantes. La de fecundidad es de 38,18 nacimientos por cada 1.000 mujeres en edad fértil. Y la tasa bruta de mortalidad, que iba en ascenso, se suaviza hasta los 9,77 fallecimientos por cada 1.000 habitantes.
Al mismo tiempo, siguen aumentando los indicadores que reflejan en progresivo envejecimiento de la población (del que ya hablábamos aquí hace un año). En primer lugar, cada vez se tienen los hijos más tarde. En Extremadura la edad media de la maternidad es de 31,35 años, ligeramente por debajo de la media. En segundo lugar, la esperanza de vida continúa creciendo sin parar: 81,50 años al nacer o 20,10 años a partir de la jubilación. Tercero: la edad media del total de la población extremeña alcanza los 41,89 años. El grupo de jubilados sigue ganando peso población: crece hasta el 18,88% del total de la población y representa el 121,47% si se compara con el grupo de menores de 16 años. Entre ambos grupos, que son los considerados como dependientes, suman el 52,47% con respecto a la población en edad laboral; es decir, por cada cien personas en edad de trabajar hay 52 personas inactivas (mayores de 64 o menores de 16 años). La tendencia creciente en todos ellos es paralela a la media nacional. Así pues, más datos que hacen pensar sobre cómo habrá que sostener en el futuro el Estado de Bienestar de nuestro país.