Los primeros datos sobre la población residente en Extremadura a 1 de enero de 2013 que hoy ha publicado el INE vienen a constatar lo que ya veíamos venir: que la región perdió habitantes en 2012. Lo comentamos en este blog el pasado mes de octubre, a partir de las estimaciones que publicaba el Instituto Nacional de Estadística, y ahora el avance del padrón municipal le pone números reales.
A comienzos del año, Extremadura tenía 1.100.139 habitantes empadronados, 7.991 personas menos (un 0,72%) que justo un año antes. Si en diciembre -cuando se den a conocer los datos definitivos y oficiales- se confirmaran estas cifras, será el mayor descenso de población en la región al menos desde 1998, año en que comenzó la revisión y publicación anual del padrón. Además, será el segundo año consecutivo en descenso, tras reducirse en 1.237 el número de empadronados a lo largo de 2011.
En línea con la tendencia de los últimos años, la provincia de Cáceres donde más baja la población: 5.625 personas, un 1,36%, frente a los 2.366 de Badajoz, el 0,34%.
Por lugar de nacimiento, los nacidos en la región se reducen en la misma propoción que el total, un 0,7%. Baja con más fuerza el número de personas nacidas en el extranjero, un 1,85% (esta cifra casi se duplica si se toma como referencia la nacionalidad). En cambio, las personas nacidas en otros puntos de España y residentes en Extremadura solo descienden en un 0,1% (en la provincia de Badajoz, incluso, suben).
Toda esta bajada, como digo, era fácil de prever a la vista de las estimaciones que íbamos conociendo. Lo que no lo era tanto es el número tan abultado de personas que han desaparecido de los padrones municipales extremeños. ¿Cómo es posible que Extremadura pierda, de golpe, tantos habitantes? ¿Puede ser que algo no cuadre?
Para empezar, hay que señalar que estos datos que ha publicado el INE son provisionales, porque aún están pendientes de revisión y depuración. El proceso, como siempre, acaba en diciembre, cuando las cifras definitivas pasan por el Consejo de Ministros y son declaradas oficiales. El año pasado, el avance del padrón a 1-1-2012 decía que la población de Extremadura había bajado en 2.662 personas, pero tras la revisión esa pérdida se quedó en solo 1.237 habitantes. Es decir, se corrigió hasta dejarla en menos de la mitad. Sin poner en duda el excelente trabajo del INE, no me extrañaría que este año se produjera también una corrección notable. Pero para eso hay que esperar muchos meses.
¿Por qué creo que es probable esa corrección? Pues porque las tendencias históricas y el cruce de datos con otras estadísticas conduce a conclusiones no muy coherentes o, incluso, contradictorias. Veámoslo.
De los 7.991 habitantes que ya no figuran en el padrón, 1.300 se corresponden con personas de nacionalidad extranjera y el resto, 6.691, españoles. El dato de los extranjeros no resulta extraño porque ya se sabe que hay bastantes inmigrantes que han decidido regresar a su país por culpa de la crisis.
Cambiando el criterio de la nacionalidad por el de nacimiento, vemos que el número de personas nacidas en Extremadura (940.335) se ha reducido en 6.928 en un año. De ellas, una parte se debe al movimiento natural de la población, es decir, a que hay más muertes que defunciones. Pongamos, haciendo un cálculo grosso modo, que el saldo negativo ronde las 1.000 o 1.200 personas por la caída de la natalidad, lo que nos dejaría a cerca de 6.000 personas como resultado de los saldos migratorios, una cifra que supera con creces la media de la última década, que es bastante estable. Hay algo, por tanto, que se sale de lo normal.
¿Será que ha aumentado tanto la emigración? Pues resulta difícil de creer, porque el número de personas nacidas en Extremadura y residentes en otras comunidades se ha reducido en 8.063 personas. Para que esta cifra fuera coherente con un crecimiento importante de la emigración, tendría que haberse producido al mismo tiempo un enorme incremento de fallecimientos de extremeños que viven en otras regiones, circunstancia altamente improbable. En la actualidad hay 584.271 extremeños en otros puntos de España.
¿Será que se han ido al extranjero? Pues parece que tampoco, porque como vimos hace solo unas semanas en este blog, el número de extremeños residentes en otros países ha crecido, pero no por la emigración, sino por el reconocimiento de la nacionalidad española a muchos extranjeros descendientes de extremeños (como de otros muchos españoles).
En definitiva, y más allá de cuestiones técnicas, hay algo ciertamente extraño en la elevada reducción de la población extremeña, porque no resulta coherente ni con la tendencia del movimiento natural de la población, ni con la variación de los extremeños que viven fuera de al región. El padrón, como hemos dicho otras veces, es una foto fija sobre los habitantes del país que no informa sobre los motivos que hay detrás de su evolución temporal. Como mucho, podemos intuir qué ha podido pasar, pero en este caso las cifras son poco claras. Eso sí, entre lo poco que parece más o menos fuera de duda a partir de esos datos es, una vez más, que no existe una emigración masiva, o que, de producirse, no se está reflejando en los registros públicos.