Desde hace ya algún tiempo, las agencias de trabajo temporal vienen desarrollando una estrategia de márketing que consiste en difundir informes estadísticos. Y no habría ningún problema en ello si no fuera porque muchos de esos informes, aparentemente rigurosos, se sustentan en interpretaciones y cálculos erróneos que pasan inadvertidos para quienes no conocen a fondo las estadísticas laborales. Ya ha ocurrido reiteradamente con Adecco y sus supuestos informes sobre emigración al exterior con datos extraídos del Padrón de Españoles Residentes en el Extranjero, como ya comenté aquí hace más de dos años: ¿Cuántos extremeños emigran al extranjero?
Pues volvemos a tener un ejemplo reciente. Ayer mismo, la agencia Randstad publicó una nota de prensa con el siguiente titular: “Los trabajadores de Castilla La Mancha, Castilla y León y Aragón son los que más emigran por motivos laborales”. El contenido toma como base las cifras del Boletín trimestral de datos básicos de movilidad que publica el Servicio Público Estatal de Empleo (SEPE), correspondiente al primer trimestre de 2014, en el que se recogen todos aquellos contratos que implican que el trabajador consigue un empleo en una provincia distinta a la de residencia.
Pero la agencia (o quienes preparan el informe por encargo) mete la pata al convertir el número de contratos con movilidad en trabajadores emigrantes. Y el problema es que, con la confianza de que ese informe lo ha elaborado alguien experto, casi ningún medio se para a comprobar los datos y se hace eco sin más contemplaciones. Empiezan las agencias (por ejemplo, Efe: “La tasa de movilidad laboral en España se sitúo en el 12,48% durante el primer trimestre“), que luego crean una nota en cada comunidad autónoma con sus respectivos datos (en Extremadura, “Casi 6.000 trabajadores emigraron de la región en el primer trimestre“), y hasta se hacen grandes reportajes incluso en la prensa económica, que debería ser la entendida en estas cuestiones (Cinco Días: “Obligados a cambiar de provincia“). De este modo, la equivocación va en cadena sin que nadie la detenga.
Veamos cuáles son los principales errores de interpretación de la supuesta noticia:
1.- Los datos de movilidad laboral solo reflejan número de contratos, no personas. El hecho de que en España se hayan firmado más de 440.000 contratos que implican movilidad provincia no significa que 440.000 trabajadores hayan encontrado empleo en otras provincias. Hay trabajadores, por ejemplo en el sector agrario, que en un periodo firman varios contratos de corta duración. Es el mismo error que si se dijera que, puesto que en julio se firmaron 58.256 contratos en Extremadura, hubo 58.256 trabajadores que encontraron empleo. Por tanto, el número de contratos no puede interpretarse como número de trabajadores.
2.- La suma de los saldos provinciales no es igual al saldo autonómico total. Los datos que facilita el SEPE son a exclusivamente a escala provincial y contabilizan contratos que implican salida o entrada del trabajador en la provincia. De la diferencia entre esas dos cifras se obtiene el saldo, que puede ser positivo (hay más contratos de entrada) o negativo (más contratos de salida). Lo que no se puede hacer es sumar los saldos de cada provincia para hallar el saldo autonómico, puesto que en las cifras de cada provincia se incluyen aquellos contratos que suponen entrada o salida con respecto a otras provincias de la misma comunidad.
Si Badajoz tiene un saldo de -3.720 y Cáceres tiene -2.243, el saldo autonómico de Extremadura no puede ser -5.943, puesto que se están contabilizando contratos que implican movimientos entre ambas provincias. Este problema crece cuantas más provincias tenga la comunidad autónoma en cuestión. En conclusión, los saldos autonómicos calculados por Randstad están inflados. ¿Cuál sería la cifra real? Todavía no podemos saberlo, porque los datos publicados trimestralmente no detallan el cruce provincial. El informe exhaustivo del SEPE se publica con carácter anual y con cierto retraso, pues el último disponible corresponde al año 2012.
3.- Encontrar un trabajo en otra provincia no supone ser un emigrante. Con mucha frecuencia, la gente se desplaza a otra provincia a trabajar sin cambiar su domicilio real. Es el caso de cientos de funcionarios que cada día viajan de Cáceres a Mérida para trabajar en el Gobierno regional. Yo mismo hago ese trayecto a diario. Siguiendo el criterio de Randstad, todos seríamos emigrantes, pero es obvio que esto no es así. De hecho, las provincias limítrofes son las que más contratos mueven en una y otra dirección, lo que demuestra que son mayoritariamente desplazamientos laborales, no emigraciones.
En definitiva, estamos ante una noticia plagada de errores que anulan su validez. Puede parecer una tontería, pero es demasiado frecuente ver en los medios de comunicación ciertas informaciones que se basan en cifras mal calculadas o en errores de interpretación propios de quien se lanza a manejar datos sin antes conocer a fondo el significado real, el alcance y la metodología de las estadísticas que maneja. Éticamente, esto debería ser un fraude para cualquier periodista.
Y para terminar, retomo algo de lo que ya advertí en este blog hace un año: “Nunca os fiéis de una estadística manejada por una empresa de trabajo temporal, sea Randstad o Adecco, que las carga el diablo”.