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Juan Francisco Caro

Extremadura en datos

El comercio extremeño pierde el paso

En medio del maremágnum informativo diario, las noticias sobre la coyuntura económica suelen pasar bastante inadvertidas, salvo algunas como el paro registrado o la encuesta de población activa. E incluso en estos casos el análisis de lo que está pasando suele quedar diluido por las valoraciones políticas contradictorias, que a menudo ocupan más espacio y confunden, más que aclaran, a los ciudadanos. Pero si se bucea en esas estadísticas frías es posible encontrar detalles interesantes sobre el estado y la tendencia de la economía.

Por ejemplo, el análisis pormenorizado de diversos indicadores publicados en las últimas semanas pone de relieve que el comercio (incluido tanto el minorista, como el mayorista y el apartado de venta y reparación de vehículos) no es ahora mismo uno de los sectores más dinámicos de la economía extremeña. Y eso es motivo de preocupación para un sector que genera el 15% del Producto Interior Bruto y también el 15% del empleo en la región.

En primer lugar, los datos del INE reflejan que el número de empresas activas en el comercio volvió a reducirse el año pasado en Extremadura. En concreto, 2017 se cerró con 19.072 empresas, 52 menos que el año anterior. Es un descenso del 0,3%, que contrasta con una subida del 1,6% del total de empresas activas en la región. Si miramos sólo el comercio minorista, la evolución es aún peor, porque había 86 empresas menos. Llaman la atención dos detalles más: uno, que el comercio es uno de los cuatro únicos subsectores que perdieron empresas el año pasado; y, dos, que ya arrastra tres años consecutivos de bajada, cada vez más lejos de los niveles previos a la crisis (hay ahora casi 1.500 empresas menos que entonces).

Tampoco los datos de empleo son muy halagüeños, porque se viene observando un claro freno en el ritmo de crecimiento interanual. La afiliación media a la Seguridad Social en el comercio extremeño durante el segundo trimestre del año ha sido de 59.149 personas, apenas un 0,1% (40 cotizantes) más que el mismo periodo del año anterior, un punto por debajo de la subida registrada por el conjunto regional. Es verdad que en julio ha habido un repunte, pero habrá que esperar para ver si se mantiene a lo largo del tercer trimestre.

En cuanto a las ventas, las últimas cifras publicadas por el INE indican que el volumen medio de ventas del comercio minorista, a precios corrientes, ha crecido en el segundo trimestre de este año un 1,7% con respecto a un año antes, el tercer menor aumento del país, frente a una media del 2,5%. Pero si se calcula a precios constantes, para eliminar así el efecto de las variaciones de precios, resulta que las ventas en la región se han quedado estancadas en comparación con los mismos meses del año pasado. Tras un 2017 negativo en el que las ventas medias se redujeron un 2,3% en la región, el primer trimestre supuso un cierto alivio (1,8% más), pero la buena racha no ha cuajado. Y eso que en estos dos últimos años han estado anuladas las seis aperturas adicionales en festivo en Badajoz, Cáceres y Mérida, una medida que se justificó con que protegería a los pequeños comerciantes.

En definitiva, el comercio extremeño sigue sin coger el ritmo que necesita. Las razones son difíciles de determinar. Probablemente la principal sea el débil consumo interno: el año pasado el gasto medio por extremeño bajó un 0,2% con respecto a 2016, en contraste con una subida del 3,7% de la media nacional, y puede que este año no vaya mucho mejor. Pero seguro que también tiene que ver la falta de adaptación a las nuevas tendencias de consumo, sobre todo a través de internet. Y también, cómo no, el factor demográfico: cada vez quedamos menos extremeños.

La imagen actual de la región, cifra a cifra

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