La niebla amenaza con no irse nunca y borrarlo todo. El cielo, encapotado, descarga incesante una fina lluvia que empapa sin ruido los campos verdes, las ovejas mansas, los caminos de tierra. El viejo cementerio del pueblo cacereño de Talaván da miedo. O al menos, respeto. Allí nos dirigimos, siguiendo los pasos que nuestros […]