Asegura a todo aquel que la quiere escuchar que se llama Isabel de Toledo y que vive en el Edimburgo del siglo XV, pero realmente es de Don Benito, se llama Belén Martín – Mora Bañuls y es filóloga.
Su historia no tiene desperdicio. Tras estudiar filología francesa vivió varios años en Francia, y como es una joven emprendedora decidió aprender también inglés. “Miré vuelos, y que el que más barato me salía era a Edimburgo. Lo cogí sin vuelta”.
Algunos dirán que era el destino, otros que la casualidad. Lo cierto es que se plantó en la capital de Escocia sin conocer a nadie y comenzó viviendo en un alberge. Su primer trabajo fue en una cadena de comida rápida, como casi todos los españoles que llegan a Edimburgo, donde adquirió una extensa sabiduría acerca de pollos y patatas.
Su ciclo allí parecía haber terminado, pero debido de marcarle esta ciudad mágica, porque después de trabajar como intérprete multilingüe en Marruecos, y de profesora de francés en la India, decidió volver a Edimburgo , donde lleva ya cuatro años viviendo y seis meses descendiendo diariamente al misterioso subsuelo de la ciudad, “poseída” por el espíritu de Isabel de Toledo, una española de 1490 que llega con el emperador y con Pedro de Ayala y que termina sirviendo en la corte del rey Jacobo IV de Escocia.
Y es que Belén (o Isabel, que tanto monta) trabaja ahora como guía del “Real Mary King Close” el tenebroso callejón de Mary King, una de las principales atracciones turísticas de la mágica y fantasmal ciudad de Edimburgo. Y lo de fantasmal no es subjetivo: Edimburgo, si hacemos caso a lo que sus mismos habitantes cuentan, es la ciudad con más fantasmas por metros cuadrados del mundo. Pocas iglesias o edificios carecen allí de sus propios y conocidos espíritus, y si a esto le unimos su arquitectura medieval y georgiana, su clima lluvioso, y especialmente su “otra ciudad” subterránea (ese Edimburgo oculto que permanece en el subsuelo y del que se cuentan leyendas inquietantes) nos encontramos sin duda en una de las ciudades más encantadas (y encantadoras) del mundo.
Mary King’s Close era un importante callejón comercial del siglo XVII situado en la zona antigua de la ciudad, un callejón que hoy en día se encuentra debajo del actual ayuntamiento de Edimburgo y al que da nombre su habitante más conocida de la época: Mary King. El hecho de estar atrapado bajo la actual calle y de haber estado cerrado durante muchos años ha conseguido que este complejo de callejuelas y casas permanezca congelado en el tiempo, pero también que sea foco ineludible de leyendas urbanas e historias de fantasmas, algunos de los cuales cuentan incluso con nombres y apellidos.
A pesar de que real Mary King’s Close no ofrece, como hacen otras empresas de la ciudad, ningún tour de terror, lo cierto es que hay un rincón en su interior que pone los pelos de punta. Se trata de una oscura sala en la que se amontonan decenas de muñecas de toda clase y condición . Son muñecas para un fantasma . El fantasma de la pequeña Annie.
Annie es uno de los fantasmas más famoso de la ciudad desde que la famosa médium japonesa Aiko Gibo afirmó sentir, mientras grababa un programa en los callejones subterráneos, como alguien le tiraba de la pierna. Al girarse pudo contemplar a una niña de unos 5 años de edad que lloraba desconsoladamente , y quien ante las preguntas de la médium le contó que su nombre era Annie y que su familia le había abandonado allí en 1644 por tener la peste. Annie lloraba porque había perdido su muñeca de trapo, la única pertenencia que le quedaba en el mundo. La médium salió del subterráneo, le compró una muñeca, volvió a bajar y la colocó contra la pared en la habitación donde la había visto, comentando después que todo el frío y dolor que había sentido desaparecieron. Desde entonces miles de personas al año visitan la habitación de Annie, dejando sus juguetes para que la niña fantasma no se encuentre sola.
Pero Annie es sólo una más de los muchos protagonistas involuntarios de la palabra que más terror ha producido a lo largo de los siglos: La peste.
Durante la Navidad de 1644, la peste llega en barco desde Europa y se propaga con las pulgas de las ratas, matando a una parte importante de la población escocesa. Belén nos cuenta que es falsa la leyenda urbana de que las víctimas de la plaga fueron tapiadas en el callejón para dejarlas morir de hambre. De hecho, había una larga tradición de cuarentena organizada en la ciudad, una cuarentena “sui generis” que todavía se puede revivir junto a Isabel de Toledo en las entrañas de sus callejones.
Durante los brotes, las personas infectadas con la plaga se encerraban en su casa e indicaban su situación mostrando por la ventana una pequeña bandera blanca. El pan, la cerveza y el carbón se les entregaba diariamente, y un médico especialista podía visitarlos de vez en cuando. Estos doctores llevaban capas de cuero y la llamada “máscara de la peste”, que era de cuero y en forma de pico, y ahí depositaban hierbas para tratar de protegerse de las “miasmas de la peste”, aunque a pesar de las precauciones muchos murieron, al igual que aquellos a los que trataban de ayudar.
A pesar de todas estas leyendas, o precisamente por ellas, Mary King’s Close fue reabierto al público en abril del 2003 como atracción turística. Ahora, con el nuevo nombre de “Real Mary King,s Close”, la empresa quiere desprenderse de los fantasmas y las leyendas, y ofrecer una visita didáctica e histórica, una visita en la que recorriendo junto a Isabel de Toledo el callejón se puede experimentar cómo vivieron, trabajaron y murieron los habitantes del Edimburgo del siglo XVII.
Ya en la superficie, y en la cafetería del establecimiento (que tiene hasta tienda de recuerdos donde comprar una máscara de la peste, un monopoly del antiguo Edimburgo o una taza de recuerdo del callejón), Belen abandona la piel de Isabel de Toledo y recobra su nombre y su acento extremeño, y se muestra agradecida a la ciudad en la que vive:
“Edimburgo me ha tratado siempre muy bien. Nuca me he sentido sola. Desde las instituciones gubernamentales hasta los ciudadanos, todos te ayudan. Con este trabajo Quiero devolverle a la ciudad parte de lo que me ha dado. Quiero enseñar a los visitantes el encanto de Edimburgo”.
Mientras hablamos, una chica sufre un desvanecimiento en la mesa de al lado. Belén se levanta inmediatamente y va a por una botella de agua. En un minuto acude el personal y un médico. La joven comienza a recuperarse. Me muestro sorprendida por la rápida reacción de todos, Belén incluida. Ella sonríe.
– Es que en todos los tours siempre hay alguien que se desmaya- me comenta, quitandole importancia…
Quizás los fantasmas siguen ahí aunque nadie hable de ellos…
¿Quieres una ruta nocturna por la Mérida más fantasmal? Visitanos en Extremadura Secreta