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Israel J. Espino

Extremadura Secreta

La esquila de ánimas: el sonido de los muertos

Ilustración: Borja González Hoyos/

Pardea entre las encinas. Es lunes. Oscurecido el cielo, retumban tres toques campana… llaman a Ánimas.

 ¡ Tilín, tilán! Ánimas Benditas que en el purgatorio están.

¡Tilín, tilán! No os apuréis que empezamos a rezar para

aliviar vuestras penas y del purgatorio escapar, ¡Tilín, tilán!

El pueblo, de calles estrechas y casa encaladas convertidas en sombras en la noche, se llama  Montehermoso. O Tornavacas. O Alcuescar. O Casar de Cáceres. O Madroñera.

Las almas del purgatorio

Por las calles han salido

Dando gritos y clamores

Que las oigan sus amigos…

La voz se escucha con un escalofrío desde las casas. Si alguien descorriese los postigos y se asomase volvería a meterse dentro. La negritud de la noche se rasga en parte gracias a un farol, que alumbra apenas el camino y la figura que lo sostiene, una mujer mayor, enlutada, con la cabeza cubierta por un capuchón negro. En mano libre balancea una campanilla. Su voz cascada surge de nuevo.

Foto: Jimber

 

 

 

 

Del alma de tu marido

soy un criado y me envía,

que me des una limosna

por lo bien que te quería…

En Tornavacas, donde este ritual se sigue realizando, los niños acuden a besar la campanilla cuando la mujer de ánimas se detiene en bocacalles y plazuelas para descansar. A su paso los hombres se descubren y las mujeres se santiguan, al tiempo que musitan:

 

Foto: Jimber

 

 

Animas benditas,

que en el Purgatorio estáis,

por la misericordia de Dios,

alivio y descanso tengáis

Pero en otros pueblos la gente ya está resguardada en sus casas de la oscuridad reinante. Los vecinos que deciden darle alguna limosna llaman desde la puerta entre el miedo y el respeto. De la oscuridad de la puerta solo emerge la mano que ofrece las monedas. Todos saben que el ánima es una vecina, pero aún así las jóvenes se adentran en su alcoba y los niños se acercan al calor de la lumbre. La voz del ánima suena cansada.

Si quieres saber cristiano

lo que las animas penan,

mete la mano en la lumbre

y verás cómo te quemas

La anciana que recorre las oscuras calles con el rostro cubierto, está cumpliendo una promesa ofrecida a las ánimas. Ya habló con el cura y le solicitó el permiso y la campanilla de la iglesia para pedir por el pueblo. El dinero recaudado irá para misas. Para las ánimas del Purgatorio.

 

Foto: Jimber

 

 

Hombres niños y mujeres

rezar el rosario a coro,

por las ánimas benditas

que están en el purgatorio…

Hay que rezar por los que están en el purgatorio, ese lugar intermedio para pecadores que hay entre el cielo y el infierno y del que solo es posible salir a golpe de misa pagada y de oraciones ofrecidas.

Cuentan en Alcuescar que en la posguerra hubo tanta miseria que las limosnas escaseaban y las ánimas llegaban a meter la campanilla dentro de las casas por el postigo de la puerta, pidiendo insistentemente

¡Dilín tilín, dilín tilín, ánimas, ánimas, ánimas…!!!

Hasta que alguien desde dentro de la casa respondía con voz triste y apagada:

– Perdone por Dios, ánimas, no tengo nada.

Y la sombra enlutada se iba, arrastrando los pasos, balanceando el farol y agitando la campanilla. Y recitando. Siempre recitando:

Tu padre ya no es tu padre

tu padre ya no es persona,

que es alma del purgatorio

que anda pidiendo limosna…

Y en algunos lugares, como en Madroñera, los niños más valientes del pueblo persiguen  semiescondidos a la mujer de la esquila hasta el cementerio, con la esperanza, a veces cumplida, de contemplar fuegos fatuos.

Y el paso cansino de la anciana se pierde en el recodo de las calle, mientras, cada vez más lejos, se escucha, incesante, el repiqueteo de la esquila de ánimas.

 

 

 

 

 

 

Leyendas y creencias de una tierra mágica

Sobre el autor

Periodista especializada en antropología. Entre dioses y monstruos www.lavueltaalmundoen80mitos.com www.extremadurasecreta.com


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