Cremosas, bañadas en leche fresca perfumada de canela y con un rebozado tan suave que se deshace en la boca con el primer mordisco… Los amantes de las torrijas están de enhorabuena, porque ha llegado esa semana del año en la que cualquier hora es buena para meterse una entre pecho y espalda.
Y si hay un lugar en Extremadura donde poder saborear unas torrijas llenas de historia, esa es la ‘Pastelería Risco’ de Fregenal de la Sierra, que ostenta, desde 1879, el título de ‘Proveedor de la Real Casa’, otorgado por Alfonso XII.
Los elegidos formaban parte de una selecta lista de suministradores de todo el país que vendían regularmente a la Casa Real sus productos, considerados siempre de elevada, cuando no de espléndida calidad. Y además les daba derecho a emplear el escudo de la Corona española en la correspondencia, etiquetado y facturas, así como en los rótulos exteriores de sus comercios.
Se desconoce si fueron las torrijas, o cualquier otra especialidad del lugar, las culpables de encandilar al rey; lo que sí ha trascendido son las crónicas de la época que aseguran, sin recato, que «los pasteles enloquecían a la rolliza reina Isabel II, y a su hijo Alfonso XII», tildándolos de golosos empedernidos.
137 años después, el monarca se contentaría al saber que sus aireados antojos permanecen inalterados. José María y sus hijas, cuarta y quinta generación, conscientes de que «las tradiciones no se aprenden, sino que se heredan», siguen manteniendo intactas las recetas que antaño les dieran el prestigio que hoy les avala, «sólo ingredientes naturales, y sin conservantes».
La receta sigue siendo tan humilde como deliciosa. Para su elaboración José María utiliza «un pan especial, cocido en horno de leña, de miga algo más densa de lo habitual para que pueda empapar sin inconveniente la leche infusionada con canela y ralladura de naranja y limón. Posteriormente se fríe, se reviste con una mezcla de azúcar y canela en polvo… ¡Y a disfrutar!».
La torrija aparece ya documentada en el siglo XV, citada por Juan del Encina: «miel y muchos huevos para hacer torrejas», al parecer como plato indicado para ayudar la recuperación de parturientas tras el alumbramiento.
No cabe duda de que se trata de un plato con un elevado aporte energético y gran capacidad para saciar el hambre. Tal vez por eso se ha asociado habitualmente con periodos de abstinencia de determinados alimentos, como tradicionalmente se ha considerado a la Cuaresma.
Actualmente, ese concepto está superado, y la torrija se ha convertido, sencillamente, en un dulce más, elaborado principalmente en las fechas próximas a la Semana Santa.
Pero la Pastelería Risco es mucho más que sus torrijas, «elaboramos alrededor de 30 dulces distintos: piononos, pasteles de almendra, pastelillo inglés, yemas escarchadas, tocino de cielo, o los célebres ‘flanecillos‘, una especialidad que sólo se fabrica en ocasiones especiales y que tiene lista de espera de clientes de diferentes puntos de España», nos cuenta José María.
Tirando del refranero popular: “Algo tendrá el agua cuando la bendicen…”.
En unos pocos días, el próximo 3 de abril, llegará el esperado Domingo de Milagros y el pueblo de Fregenal vivirá con fervor su día grande. Una jubilosa jornada en la que José Mª asegura que «pueden llegar a despacharse más de 350 docenas de pasteles», al cambio, ¡unas 4.500 unidades en un sólo día!.
Un consejo. Cuando pasen por Fregenal, bien sea por curiosidad, por su exquisito sabor o por su historia, no desaprovechen la oportunidad de degustar cualquiera de sus especialidades. Un bocado divino, digno de reyes.