Paisaje de Extremadura. / Andrés Bernal.

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Extremadura tiene alma de naturaleza. Espacios extensos que albergan la esencia de lo natural, y decorados con atardeceres eternos.  Sin duda, un escenario singular, donde la madre naturaleza, todos los años, escribe los episodios de su vida. Con cierta puntualidad traza con amable caligrafía una serie de capítulos, que nos cuentan lo que sucede en nuestro medio ambiente.

Y yo, como naturalista inocente, -eso sí con mucha modestia-, me voy a limitar a ser un mero escriba de todos esos acontecimientos que la naturaleza extremeña nos brinda.

Iré anotando en este peculiar “blog de campo” todos esos cambios que se van generando a lo largo del año. Transcribiendo lo que la naturaleza me dicte; anotando, como si de noticias se tratasen, su fenología: es decir esa relación, casi imperceptible, que existe ente los factores climáticos y los ciclos de la biodiversidad, como las migraciones, la floración,… Historias diarias de fauna y flora que se desarrollan todos los días muy cerca de nosotros y que se repiten años tras año.

Extrenaturaleza es un boceto de calendario de la vida. Un “biodiario” de los ecosistemas extremeños. Un viaje cómodo, -como el de un dedo sobre un mapa-, para visitar, por ejemplo, esos paisajes del hombre que son las dehesas: bosques infinitos de encinas y alcornoques que visten gran parte de este territorio. O caminar por los laderas de montañas alfombradas con robles y castaños.

Y, cómo no, navegar por esos parajes alargados- y acuáticos- que  son los ríos y arroyos; que sinuosos van escoltados por una corte de árboles con nombres propios como lo alisos y sauces. Nuestro caminar nos llevará por los paisajes del horizonte que son las llanuras y seudoestepas. Sin olvidarnos de esa naturaleza pegada a nosotros,- la más cercana y amigable-, la que tenemos en nuestros pueblos y ciudades. Sorprendente puzzle de paisajes que acurrucan hábitats y biodiversidad única. Lugares donde manarán todas nuestra informaciones.

También el naturalista inocente escribirá en los márgenes de este blog para poner en valor un recurso tan esencial como es nuestro medio ambiente: como entorno ideal, para vivir y ser feliz. Anotando en este libro la imperiosa necesidad de su protección.

El entender que nuestro futuro– el de esta región- pasará por enarbolar su tesoro más preciado: el vivir en la naturaleza extremeña. Y sobre todo registrar con “denominación de origen” una forma de vida, o mejor dicho, un estilo de vivir acorde con la realidad más humana. El habitar en núcleos urbanos exprimiendo y sintiendo con todos los sentidos la vida. Parándonos, despacio, para saborear todos esos momentos que nos ofrece el morar aquí.

Extrenaturaleza, a través de su naturalista inocente, nos estimulará para acercarnos a la naturaleza con los sentidos bien abiertos. Para ir con los ojos abiertos como platos para ver cómo el otoño se empeña en desnudar a los árboles de hoja caduca, no sin antes pintarlos de ocre.

Abrir bien los oídos, aunque sea inclinándolos con nuestras manos, para escuchar el trompeteo de las grullas mientras escriben letras en el cielo. Por supuesto abrir, también,  nuestras fosas nasales para que nuestra nariz pueda captar los olores y aromas de la tierra empapada de agua. Y cómo no, nuestro sentido más pueril, abrir nuestras manos para pasarlas suavemente, (y sin arrancar), por los aterciopelados musgos que ahora vuelven a pintarse de verde. Por último abrir nuestra boca para saborear, por ejemplo todos esos frutos que nos ofrece el otoño.

El cuaderno de campo es la herramienta más valiosa que tiene un naturalista. En él se anotan todo lo que se va observando en la naturaleza; incluyéndose datos y dibujos. Ahora Extrenaturaleza se convertirá en un “blog de campo” para escribir sobre el alma de Extremadura.