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Los oasis de charcas y lagunas.

 

Extremadura alberga estos paisajes efímeros y con vocación de agua,  que parecen resucitar después del verano, son las lagunas y charcas temporales, que ahora, con las lluvias del otoño, se engordan de agua,convirtiéndose en zonas húmedas.

 

Lagunas y charcas temporales, que ahora, con las lluvias del otoño, se engordan de agua. foto©Andrés Bernal

 

Aprendí a observar la naturaleza a través de la mirada de mi padre, -afortunadamente, ya que yo, empezaba a tener vocación de miope-.  Dependiendo de lo que fuéramos a hacer “al campo”, (-y entiéndase campo en su acepción medio ambiental más amplia-), o andábamos mucho, o nos parábamos. Mi padre aseguraba qué si queríamos observar algo, lo mejor era quedarse quieto o sentado en un lugar: Será entonces cuando te conviertes en espectador de todo ese espectáculo que es la naturaleza, siendo y sintiéndote parte de ella”. Bien, pues atendiendo a estas sabias palabras, hoy les recomiendo que hagamos: “sitting”, o “sentarsing”: (permítanme las palabrejas).

Uno de los mejores lugares para esta práctica, durante estos tiempos de otoño, son esos paisajes efímeros que parecen resucitar después del verano. Me refiero a las lagunas y charcas temporales, que ahora, con las lluvias del otoño, se engordan de agua, perdurándoles hasta la primavera. Con todo ese repertorio de precipitaciones con nombres propios como: aguacero, chaparrón, calabobo, sirimiri, llovizna…, se irán alimentando estas zonas acuáticas para convertirse en pequeños bocetos de mares con aguas tranquilas. Hábitats estos relativamente someros, pero repletos de una increíble biodiversidad. Lugares estéticos y amables colmados de tranquilidad que aplacan la curiosidad del que se acerque a ellos.

Complejo Lagunar de la Albuera. Lugares para disfrutar de la naturaleza. ©Andrés Bernal

En Extremadura son varias las zonas húmedas que podemos encontrar, y nuestras charcas y lagunas se adaptan perfectamente a la definición del tratado Ramsar que define a los humedales como:”… las extensiones de marismas, pantanos y turberas, o superficies cubiertas de aguas, sean éstas de régimen natural o artificial, permanentes o temporales, estancadas o corriente. ..” Curiosamente en la extensa región extremeña, proporcionalmente no son muy abundantes estos territorios acuáticos de los que estamos hablando. Y por nuestro clima – el mediterráneo– la gran mayoría de estas zonas húmedas son muy pequeñas en extensión pero vitales. Algunas son naturales y otras artificiales pero sin duda alguna, son oasis azules entre tantas dehesas y llanuras.

Pues bien, busquemos una charca o laguna, y acerquemos con ganas de dejarnos sorprender. Podemos incluir en nuestro equipaje de naturalista o turista de la naturaleza, unos prismáticos ( -y si el presupuesto nos lo permite un telescopio-). Quedémonos a cierta distancia de estos paisajes del agua. Las mañanas de diciembre son perfectas, y además están envueltas con un halo mágico, convirtiendo este tiempo-el del amanecer- en un momento perfecto; tal vez porque las luces reflejadas en la niebla convierten estas manchas de agua en curiosos espejos de plata.

Si nos quedamos a cierta distancia el desfile de la vida comenzará a surgir inmediatamente. Toda una pasarela donde las modelos tienen, sobre todo, formas de aves.

Las avefrías serán las más madrugadoras, se pasean en bandos con su característicos moños .Dibujo©Andrés Berna

 

Las avefrías o aguanieves serán las más madrugadoras, se pasean en bandos con su característicos moños y estridentes cantos. Les gusta realizar, en los márgenes del agua, una danza curiosa para conseguir alimento: Andan, se paran, y golpean el suelo con sus patas, giran sus cabezas como escuchando, y rápidamente si hay una lombriz la capturan con el pico. Cerca, en las orillas fangosas y repletas con tristes eneas por el frío, emerge la estilizada y blanca garceta grande, recién llegada de su migración. Camina con sutileza y elegancia buscando algo que llevarse a la boca.

En las orillas más libre de vegetación, vamos a necesitar tirar de guía de aves para reconocer a una variedad infinita de limícolas que corretean de allá para acá, metiendo su pico, una y otra vez en el lodo, especies que ostentan nombres muy apropiados: correlinos, chorlitejos, andarrios,…Son aves con colores armónicos con las aguas -pasando casi desapercibidos- despertando la calma de estos paisajes del agua con vuelos raudos por toda la charca.

Entre las limícolas una de la más fácil de distinguir, por su plumaje y sobre todo por parecer que anda sobre zancos, es la cigüeñuela.

Entre las limícolas una de la más fácil de distinguir, por su plumaje y sobre todo por parecer que anda sobre zancos es la cigueñuela.©Andrés Bernal

No será extraño que las aristocráticas garzas reales aterricen con su cuello encogido sobre las aguas para insertar su pico a algún pez. Mientras, en un tronco o roca de la charca, se pueden ver a los cormoranes, que después de zambullirse- en las frías agua,- se abren al sol para secar su plumaje. El silencio de la charca es sólo roto por el griterío, casi lastimero, de gaviotas reidoras.

El martín pescador, toda una acuarela azul y marrón, que entra como un suspiro al agua.Foto©Andrés Bernal

De repente un martín pescador, toda una acuarela azul y marrón, entra como un suspiro al agua, para capturar su alimento. A todo este escenario natural se suman lavanderas blancas golpeando al aire su cola constantemente. En el interior del agua, las enlutadas fochas hacen ostentación de sus picos blancos. Mientras los patos como los azulones, patos cucharas o porrones se convierten en visitantes fugaces…Y podríamos seguir disfrutando de más especies en estos paisajes del agua que se transforman en todo un concierto de aves que podemos ver si nos acercamos con mucho mimo a las charcas y lagunas.

Enviado desde LA ALBUERA.

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