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Cecilio Venegas

Guiris por Extremadura

Adriano de Utrecht y la intriga de Madrigalejo

 

Adriano de Utrecht

Adriano de Utrecht

El próximo 23 de enero de 2016 se habrán cumplido los 500 años del fallecimiento en Madrigalejo (Cáceres) de Fernando el Católico, (Fernando II de Aragón) que murió en esta localidad en 1.516 en circunstancias tan especiales que sin duda habrán (habrían) cambiado el rumbo de la historia de España. Y un guiri, Adriano de Utrecht, andaba de por medio.

Entre los dos nietos de Fernando el Católico, llamados Carlos y Fernando, hijos de Felipe el Hermoso y Juana la Loca, por un testamento hecho en Burgos, había elegido como sucesor de sus coronas a Fernando, nacido y criado en España. Pues bien. Aquí, en Madrigalejo, estando para morir, seguramente aquejado de alguna intoxicación producida por algún bebedizo usado para intentar acrecentar su virilidad, el monarca anula aquel testamento y hace redactar otro, en el cual designa heredero a Carlos, futuro Carlos I de España y V de Alemania, nacido en Gante.

Fernando el Católico

Fernando el Católico

 

¿Cómo se produce el trascendental cambio?

La Crónica de los Reyes Católicos, de Alonso de Santa Cruz, da muy interesantes datos sobre este asunto. Nos limitaremos a exponerlos. No sin recordar a Maquiavelo…, como dice Julio de Alemparte.

Por de pronto, llega a Madrigalejo, como embajador del príncipe Carlos, Adriano de Utrecht, nuestra figura de hoy, quien por entonces era deán de Lovaina. (Después, como es sabido, sería regente de España y, más tarde papa, como agradecimiento del futuro emperador a los servicios prestados precisamente en Madrigalejo).

Y cuenta la Crónica: “Y como le hicieron saber al Rey Católico que el deán de Lovaina era allí venido, y que le quería ver, sospechó mal de aquella venida; y con enojo que ubo dixo:

“-No viene sino a ver si muero. Decidle que se vaya, que no puede verme.”

Casa de Madrigalejo

Casa de Madrigalejo

 

 

 

 

 

 

 

Lápida conmemorativa en Madrigalejo

Lápida conmemorativa en Madrigalejo

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

“Y así el dicho deán se fue por entonces muy confuso, aunque después Su Alteça le hico tornar a llamar, por consejo e intercesión de algunas personas que allí estaban. Al qual habló dulcemente, y encargó que se fuese adelante a Guadalupe y le esperase allí…”

En seguida, como el rey se agravara extraordinariamente, se confiesa y comulga, y manda después que se acerquen sus consejeros, a los cuales, en gran secreto, les pide que le den su parecer acerca del gobierno de los reinos de Castilla y Aragón. “Lo cual en el testamento que avía hecho en Burgos le avía encomendado al infante don Fernando, su nieto, que él avía criado a la manera y costumbres de España. Porque creía que el príncipe don Carlos, su nieto, no vernía ni estaría de asiento en estos reynos, para los regir y gobernar como era menester. Por do la gobernación dellos estaría siempre en personas (no) naturales, que nirarían antes su propio interese que no el del Príncipe, ni bien común de los reinos”.

Los consejeros, que eran tres, le expresan que debía dejar por gobernador de Castilla y León “al que de derecho le pertenecía la sucesión de ellos, que hera al príncipe don Carlos”, el primogénito.

“Oydas estas raçones, y otras que le fueron dichas, el Rey Católico, casi llorando, dixo que le parecía bien, y que ordenasen la cláusula desto. Y pareció que lo que tenía ordenado en Burgos primeo se debía del todo romper, que nunca pareciese; y escribir de nuevo todo el testamento porque no quedasen vestigios dél, ni se enjendrase algún mal concepto.

“Por esto fue muy secreto, que nunca lo supo el infante don Fernando, que estava en Guadalupe, ni Gonçalvo de Guzmán, clavero de Calatrava, su ayo, ni fray Alvaro Osorio, obispo de Astorga, su maestro, que estaban con él”.

Se hizo, pues, de nuevo, el testamento, “porque no pareciese rastro de lo que primero se avía otorgado en Burgos. Y con muchas dificultad se puedo hacer, porque el mal del Rey se agravaba, y la escritura hera mucha”

El estado del monarca era tan grave, que en carta, escrita al príncipe Carlos, el mismo día, le expresaba: “Ha placido a Nuestro Señor de ponernos en tales términos que avemos de proveher más como hombre muerto que vivo”.

Y, en efecto, apenas pasado el día 22 de enero de 1516, en el cual se cambió el testamento y se redactó esa carta, “a media noche, entre una y dos, entrante el miércoles…pasó desta presente vida. Falleció en ábito de Santo Domingo, muy deshecho de las carnes que tenía, por le aver sobrevenido cámaras, que no sólo le quitaron la hinchaçón de la hidropesía pero le deshicieron y dessemejaron de tal manera que no parecía el que solía ser…”

Véase, pues, cuánta trascendencia en los destinos de España tuvo Madrigalejo, en esas últimas horas de la vida del rey Fernando. Y cuán certeramente profético fue el juicio sobre don Carlos…

Y no olvidemos que el monarca estaba obrando “más como hombre muerto que vivo…”

Casa natal en Utrecht de Adriano VI

Casa natal en Utrecht de Adriano VI

Una vez cumplido el encargo y apoyo a su protegido, Adriano de Utrecht gozó siempre de la confianza del joven emperador hasta la culminación de su carrera eclesiástica, habiendo tambien sido regente de España en 1520, fecha en la que se proclama la revuelta de los Comuneros de Castilla. También en el aspecto eclesiástico fue nombrado sucesivamente: Obispo de Tortosa (1516-1522), Inquisidor general de Aragón (1516), Cardenal presbítero de San Juan y San Pablo (1517-1522), Inquisidor General de Castilla (1518-1523) y finalmente Papa, con el nombre de Adriano VI entre 1522-1523, resultando ser el último Papa no italiano hasta casi 500 años después en que fue nombrado Juan Pablo II.

Sepulcro de Adriano VI

Sepulcro de Adriano VI

 

 

Escudo de Adriano VI

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Plato con escudo de armas del Papa Adriano VI

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Presidente del Colegio Farmacéutico de Extremadura, Cecilio Venegas es también un gran coleccionista de ilustraciones, litografías, cromos, y de todo lo efímero. Además es amante de la historia y un curioso al que le gusta saber cómo han mirado a Extremadura todos los viajeros que la han transitado desde la Antigüedad. Este blog recopila qué contaron de nosotros los extranjeros que nos visitaron a lo largo de diferentes épocas.

Sobre el autor

Presidente del Colegio Farmacéutico de Extremadura, Cecilio Venegas es también un gran coleccionista de ilustraciones, litografías, cromos, y de todo lo efímero. Además es amante de la historia y un curioso al que le gusta saber cómo han mirado a Extremadura todos los viajeros que la han transitado desde la Antigüedad. Este blog recopila qué contaron de nosotros los extranjeros que nos visitaron a lo largo de diferentes épocas.


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