Seguramente la imagen publicitaria del Nitrato de Chile en España constituya la primera campaña seria de publicidad visible y recordada en el imaginario colectivo de todos cuantos hemos doblado la mitad de la vida. Desaparecidos hoy de muchos de sus lugares de emplazamiento por derribos, algunos coleccionistas atesoramos piezas originales.
El cartel del nitrato luce aún en las fachadas de las casas y negocios de muchos de nuestros pueblos extremeños.
Han sido escasísimos los pueblos de Extremadura donde no ha estado presente el panel de azulejos con el jinete sobre fondo amarillo y negro. Es posible decir que este icono es tan reconocible como el toro de Osborne o la botella de Tío Pepe, ya que durante los años treinta y cuarenta fueron centenares las instalaciones realizadas, por esquinas estratégicamente situadas, almacenes de semillas y fertilizantes, y aún fachadas de Iglesias o domicilios particulares en alto o en bajo, pero siempre buscando la particularidad del encuadre. Sería prolijo reseñar todos los emplazamientos, contando con algunos ejemplos maravillosos.
Medellín, imagen de Pedro Muñoz Barco
Trujillo, imagen de Jose Manuel López Caballero
Por la historia del Nitrato de Chile merece repasarse la comercialización del salitre, cuyos primeros antecedentes de explotación se remontan al mundo colonial en el que los españoles lo emplearon para fabricar pólvora.
Al iniciarse el siglo XIX, el salitre tarapaqueño comenzó a conocerse en Europa por sus bondades agrícolas (fertilizantes) e industriales (explosivos). Al mismo tiempo exploradores y empresarios chilenos descubrían y echaban a andar por la senda de explotación del salitre, a través de la compañía de Salitre y Ferrocarril de Antofagasta.
El proceso de explotación fue muy complejo, y desencadenó la guerra conocida como “guerra del Salitre”, que aun determinó un cambio en las fronteras de los países de Chile, Bolivia y Perú. La publicidad del producto fue personalizada en imagen y lengua para diversos países.
El cartel en cuestión es un hallazgo y master-piece de la historia de la publicidad, ya que auna un atractivo diseño de gran contraste, negro/blanco/amarillo (casi de Ying Yang) con una tipografía que, aun a pesar de haber sido resuelta a mano, tiene enorme parecido con las series tipográficas de la Nóbel y la Neutra, según nos informa el diseñador gráfico JASP. También los tipos, por su momento histórico en que se realiza el cartel están en línea con la tipografía Bauhaus.
Su autor fue Adolfo López Durán Lozano, en los años treinta aún un joven estudiante de arquitectura, que sin duda acertó plenamente con el diseño.
Asimismo presento hoy un anuncio publicitario que, si bien no es del Nitrato, pero sí tiene evidentes parecidos. Se trata de un anuncio de Mapfre de los años cuarenta.