Quizás una de las primeras presencias documentadas de guiris en Extremadura vaya ligada al Monasterio de Guadalupe, verdadero faro y foco de religión, conocimiento, ciencia y arte. Como tal fue transitado desde su fundación, teniendo la ventaja para su conocimiento histórico de poseer uno de los mejores archivos de España, que además fue resguardado por la parroquia de La Puebla durante el convulso período de la Desamortización.
Aunque no fueron los primeros indios que trajo Colón, ya que después de su primer viaje acabaron visitando a la Corte en Barcelona, si es cierto que la primera presencia documentada de ellos reside en los archivos del Monasterio, concretamente en el Libro 1 de Bautismos y la anotación corresponde al 29 de julio de 1496.
(Viernes XXIX deste dicho mes se baptizaron Cristóbal e Pedro, criados del señor Almirante don Cristóbal Colón, fueron sus padrinos, de Cristóbal, Antonio de Torres e Andrés Blázquez, de Pedro fueron padrinos el señor Coronel e señor Comendador Varela e baptizolos Lorenzo Fernández, Capellán).
Mucho se ha especulado posteriormente a tenor de la terminología ‘criados’ sobre la relación de Colón con dichos indios a raíz luego de la adscripción como ‘esclavos’ de la población de las tierras descubiertas.
Sugiero sobre este particular indagar estos términos en el Tesoro de la Lengua Castellana de Sebastián de Covarrubias, obra próxima temporalmente al bautizo.
La primitiva pila bautismal de Guadalupe estuvo situada a los pies de la iglesia, debajo del coro, protegida por una verja. Su taza, de granito labrado en gallones, se trasladó a la plaza durante la desamortización de 1835 y allí sigue.
Cuando se alzó la iglesia de la Santísima Trinidad en el siglo XVIII se trasladó allí el baptisterio (como lo prueban los libros sacramentales que denominan a esta iglesia “ayuda de parroquia”), con la intención de disponer de la iglesia parroquial para el culto monástico y las peregrinaciones. Es probable que durante la exclaustración jerónima, el clero parroquial habilitase para baptisterio el piso bajo de la torre de la portería. Allí se trajo la fuente de bronce que Juan Francés hizo para lavatorium del refectorio monacal, colocando en su lugar una copia. Desde la Pascua del año pasado, tras el saneamiento de pisos y paredes, se ha vuelto a usar como lugar del Bautismo.
Agradezco a D. Antonio Arévalo Sánchez, OFM , párroco y Director de la revista Guadalupe la información facilitada, así como a D. Pedro Luís Lorenzo, Profesor de Técnicas Historiográficas la supervisión de las transcripción del documento del bautismo.