Hace poco en el barrio Restrepo de Ibagué, cuando iba a visitar a una cliente, noté que una muchacha sentada en el andén y con un niño entre los brazos me miraba feo. La volví a mirar de reojo y seguía haciendo lo mismo. -¿Le debo algo? Le pregunté intrigado. -Mucho, me dijo con rabia. […]