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La denuncia de un tratado

Aunque pareciera en algo imposible de pensar, el reciente fallo de la corte internacional de justicia en la Haya  sobre el diferendo   entre Nicaragua y Colombia, podría ser la denuncia de este tratado firmado por Colombia, recién constituida la organización de la Organización de las naciones unidas (O.N.U.) tras finalizar la segunda guerra mundial, y donde Colombia con justa causa entró a participar.

Un país que ha figurado dentro del contexto internacional como el más respetuoso de esos fallos laudales donde los estados entran en controversias, pero que a todas luces este fallo que le entrega a a Nicaragua miles de kilómetros cuadarados  de nuestro mar en el océano Atlántico a los nicaraguenses,  mientras dos cayos siguen siendo colombianos quedan inmersos  dentro de las nuevas delimitaciones a las de Nicaragua, al fallar que el mar que las rodea son de elloss, mientras que a Colombia que durante dos cientos años ha ejercido el derecho sobre dicho océano, a la postre termina en entregárselo. Un mar que ha sido desde la época de la colonia colombiano.

-¿Cómo hace Ud. para entrar a su propia casa, cuando la finca pertenece a otro? Eso nadie lo entiende.

Y aunque muchos hayamos simpatizado con el emblema de lo que significó la lucha del sandinismo por su libertad  en aquellos años en que la dictadura de Somoza afligió a su pueblo, no quiere decir que un país esté obligado a que entregue lo que ha sido suyo durante más de doscientos años con el argumento que las nacionalidades de los habitantes del archipiélago de San Andrés y Providencia  junto con sus cayos sean por su cercanía y por el comercio pesquero y marítimo que allí se desarrolla, por obra y gracia de un estado que siendo el abanderado de las luchas de los pueblos por su independencia de lo que representó en su momento el patio trasero del Tío Sam, ahora termine siendo dueño de una amplia porción del mar que rodea dichos cayos, a donde los togados que fallaron en dicha disputa que los mismos sandinistas entablaron contra la soberanía de nuestro país.

Y es que Colombia desde los comienzos de nuestra historia a tenido que soportar no solo la independencia de Panamá, y que todavía recordamos en una obra de teatro famosa  que fue dirigida por un tolimense, llamada “I took Panamá”.  Una obra que refleja las circunstancias sociales a donde después de los franceses, los estadounidenses terminaron construyendo el canal de Panamá que hondas repercusiones tuvo para nuestro país, mientras unos literatos ni se daban cuenta del complot donde los panameños que habían ido y venido desconociendo las directrices de los gobiernos colombianos desde Bogotá porque en verdad no tenían sentido de patria, cuando se dieron cuenta que un gobierno encabezado por unos conservadores centralistas que no aceptaban la confederación dentro del estado, sucumbieron ante el poder del Tío Sam y se constituyeron como un estado soberano donde hubo muy probablemente militares vendidos.

En esas luchas que se dieron todavía recordamos los intentos en la década de los 60 del siglo pasado cuando los paisas pretendían a Antioquia federal en unos años donde su economía ejercía gran influencia en nuestro país, y que afortunadamente dicho nacionalismo de un departamento y de una región no tuvo el eco que éstos esperaban,  pues así fue como la Nueva Granada se desmembró con los estados que hoy son países y que hacen parte de los sueños conquistados por Simón Bolivar y los libertadores incluyendo a Santander y al mariscal Sucre.

Tal vez, por ese desconocimiento de nuestra historia, los mismos colombianos tengamos que ver con lo que está sucediendo con los cayos que estos togados terminaron  declarando como colombianos, pero que terminaron  fallando declarando que  el mar que los rodea es de Nicaragua en detrimento de nuestra posesión en ultramar amparada en tratados que incluso los mismos Estados Unidos también participaron en su momento;  y aún más,  desconociendo un derecho que legítimamente nos pertenece sobre el mar que los rodea para declararlos a favor de  un país que pareciendo ser de los que defienden las justas causas de los pueblos, pareciera que va en contravía con las ideas que nos recuerdan las luchas que libró Sandino contra la dictadura de Somoza y el imperialismo al que han criticado.   Todo pare que está dentro de esas guerras subrepticias donde los grandes financiadores económicos buscan adueñarse más fácilmente de los recursos económicos que se pueden explotar en dicha región, máxime cuando se supone que hay hidrocarburos que se pueden explotar.

“Cuando a un país le pasa esta situación respecto de un fallo jurídico internacional, y al no haber otra instancia, su obligación no solo es denunciarlo, sino también retirarse de dicho tratado”. Así, creo que deben de decir muchos, aunque desconozcamos todas esas teorías del derecho universal, incluso a aquel que las preconizó en su momento. Kelsen, si no me equivoco .

Ojala que esos intereses que ahora están en disputa, y que la consecuencia de un fallo más que injusto no la vayan a vivir nuestros descendientes, porque con ese argumento bien podrían los sanandresanos y todos los que componen nuestra  nacionalidad en el océano Atlántico terminarían siendo de otro país  para desgracia de nuestro descendientes.

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