Desde que tenemos uso de razón en América Latina siempre creímos que Europa además de haber sido el legado cultural que nos amerita como occidentales, potencialmente era tal vez ese punto de encuentro de culturas y de renaceres donde nuestras identidades se mezclaban a través de los tiempos por tener unos idiomas comunes que reflejaban en cierta medida a los originarios de estos países que con sus idiomas nos transmitieron sus formas de pensar que iban desde el español, el inglés o el francés, hasta las convivencias con aquellos venidos de otras tierras donde lo árabe o lo musulmán y lo judío hacían parte de nuestras idiosincrasias. Incluso el mismo Colón n os generó tantas vicisitudes respecto de su origen a donde todavía no sabemos si fue italiano, español o portugués.
Y es que en ese vasto mundo de los sueños donde se entremezclan nacionalidades y estados que por su origen han generado guerras nacionalistas y de conquistas, suele acontecer que como humanos tenemos que reconocer nuestras debilidades que hacen parte de ese espíritu de expoliación hacia nuestros semejantes porque esos imaginarios de propiedad privada que fueron fundamentados en el derecho romano donde la los conceptos de personalidad y de libertad a través de los siglos han permitido que nuestros Estados y nacionalidades sean como hoy son. Una tarea ardua para cualquiera que se proponga la historia de nuestros orígenes y de nuestras sociedades. Y aunque no lo creamos también influyen en nuestras formas de pensar y de ser como herederos de esta cultura que abolió que permeó a los indígenas y sometió a la esclavitud a los africanos que fueron traídos a nuestro continente.
Sus guerras y sus conflictos de milenios nos afectan. Sus sueños también han sido parte de nuestra historia en este continente. Los de ahora no son más que la continuación de unas nacionalidades y unos estados que después de la segunda guerra mundial tras su desarrollo económico y social al comprender que la paz y la generación de una fuerza social que generara industrias y nuevas maneras de pensar, en esos sueños que querían hacer de Europa una e indivisible, contrastando con lo que vivieron sus antecesores en medio de la oscuridad feudal que representó todo un periodo social postrado ante los avatares de un mundo anclado entre una religión que distorsionaba el mundo ante los descubrimientos que se fueron dando por aquellos hombres que con su saber han dejado sus legados en nosotros, a donde nuestro universo es tan infinito que ya sabemos que puede existir vida en cualquier lugar del mundo.
Y todo lo que parecía ser el mejor ejemplo social mundial por sus características de desarrollo industrial, comercial y prosperidad en unos cuantos años se derrumbó cuando la iniciativa de gestar “La unión europea” que ya abarca a 27 países, con la liberación de las fronteras al permitir el libre paso de sus habitantes entre ellas, y de regular sus economías con una moneda común (el Euro), en vez de producir un mayor desarrollo, han ocasionado todo un debacle social en el que todos los países que la componen se han tenido que ajustar los cinturones. Un desempleo rampante como nunca antes se había visto desde la los años que desencadenaron la segunda guerra mundial, y que como caso paradójico Alemania sigue jugando un papel importante, aunque en este caso ya no es el estigma que Musollini acrecentó con su social chovinismo y que Hitler canalizó en su provecho basado en esas teorías de la superioridad de la raza y del prejuicio ante los judíos, y que frente al socialismo soviético le indilgo todos los problemas de desarrollo social que ellos tenían.
El plan Marshall que dio origen a la industrialización de Europa en todos estos países de occidente permitió sostener un desarrollo económico que la guerra no pudo destruir, y que generó expectativas mundiales al lograr que estos países sirvieran como modelos de desarrollos económicos para otros, además que se convirtieron en los abanderados de nuevas formas de pensamientos ideológicos que nos hicieron creer que el capitalismo de ellos podrían ser la panacea a nuestros problemas.
Generaron grandes movimientos de migraciones mundiales porque muchos creyeron que allí en esta Europa que se fusionaba económicamente podría convertirse en el mejor de esos modelos económicos a donde el trabajo y el esfuerzo generarían las mejores satisfacciones económicas para todos aquellos que llegaran a Europa.
Y cuando todos creíamos que era así:
Sus cimientos económicos se derrumbaron porque los hombres que la construyeron como en esas novelas donde las utopías no son más que meros sueños, hicieron que la realidad de la crisis por sus despilfarros ante una unión a donde sucumbieron parte de los países de la cortina de hierro ante el fracaso del modelo socialista, se convirtiera en una pesadilla que solo ha logrado sortear Alemania dirigida por una antigua alumna del modelo socialista, una Inglaterra que no ha cedido con su moneda a hacer parte de la divisa única, y una Francia que representa en parte el sentir de los desarrapados del sur que ha tenido que ceder porque también anda en crisis, y una Italia que como todos ellos a pesar de sus bonanzas el augurio acerca de sus economías no son de las mejores.
En fin, un modelo económico que no ha hecho más que sobreaguar en medio de tan ansiado sueño de unidad de todos estos países.