Cuando a Ud. le suceden cosas extrañas como las está contando “El Embrujado” en “Las garras de la delincuencia” , nadie puede creer lo contrario. Eso sería estar en la época en que a los locos los encerraban en mazmorras antes de la revolución francesa por que se les consideraba de hecho delincuentes, o sometidos por satanás tal y como lo decía el catolicismo a los que tenían que exorcizar. O como en los tiempos del oscurantismo medieval de la inquisición donde para obtener las pruebas que querían los torturaban y los sometían ante el fuego que terminaba matándolos, para comprobar si eran delincuentes, o no. Esto quiere decir que muchos hemos estado sometidos a algunas circunstancias de éstas, por cualquier motivo donde se resulta siendo perseguido aparentemente por este tipo de imaginarios que aparentando ser de ley, en la vida real no lo son. Hacen de la ley una manera tan particular de ejercer justicia que por su propia cuenta obran como si fueran los jueces, que en esas confusiones meten a más de un particular en estos juegos diabólicos que todos parecen de ley, infringiendo la propia constitución nacional que nos rige, pues los particulares son los que terminan dando rienda suelta a esas vigilancias que El Estado mismo debería ejercer. Así las calles terminan siendo para el perseguido, matoneado por cuenta de estos esbirros que obedecen órdenes, y después nos dicen que que esas calles están tomadas por otros.
Cuando estuve ido de mi mismo lo pude comprobar. Toda una jauría de perseguidores que iban desde marihuaneros hasta esos que usan el pegante (Boxer) salieron a ver qué se conseguían conmigo, como si se trata de la persecución más espectacular por que adonde iba no tenía sosiego. Incluso en algunas partes no me atendían, o en otras me volvían a cobrar lo mismo para hacerme creer que era un olvidadizo, o en verdad era alguien que pedía algo y no pagaba. Así lo hicieron muchas veces en los supermercados que quedaban cerca de “La casa embrujada”, y en otras ocasiones hasta los dueños de esos supermercados aducían que lo que había pedido se había extraviado.
Lo más triste del cuento en esos años macabros que viví en el Restrepo, en San Antonio y en el Vergel en Bogotá, fui víctima de todo un acoso por cuenta de estos imaginarios, que más me demoraba en llegar a otro barrio a vender mis mercancías al por mayor, y que si regresaba otro día, ya esos dueños se hacían los que ni les interesaba mis productos aunque ya los hubieran vendido, si no que muchas veces se les denotaba su rabia, que incluso llegué a comprobar otro tipo de persecución más sibilino:
Estudiantes de colegios,todavía muy menores, llegaban a provocar como si me conocieran, en una ciudad tan grande como Bogotá. Una especie de inteligencia paralela como si en esas familias hubieran llevado mi foto, que con solo verme en las calles ya estaban gritando y amenazando. En alguna ocasión por allá en los cerros orientales en el sur de la metropli, y muy lejos de mi casa unos niños salieron a burlarse y a gritarme :
-¡Loco!
-¡Hey! Le dije a uno que parecía que era el los dirigía. Su papé es…
Claro que en ese momento se les acabó su teatro, porque como si yo fuera adivino me dijo:
-Si.
Y se fue hablando con sus amigos acerca de cómo había descubierto que yo sabía de quién era hijo.
Afortunadamente eran unos niños de buenos modales que solo obedecían órdenes de sus padres, en todo un complot usado para aturdir y enloquecer a una persona, y entre sus juegos estaba la de que si me veían me gritaran en la calles, y que por el hecho de que lo hicieron en muchos sitios, fui comprobando que estos informantes usaban a sus mismos familiares como si estuviéramos en una sociedad enclaustrada parecida a la que les tocó vivir a los judíos en Europa cuando Hitler se impuso, adonde les achacó todos los males de la tierra, mientras metió al mundo entero en la segunda guerra mundial.
Aquí en Ibagué en esta última etapa también me pasó lo mismo, donde particulares y todo el sainete de los que viven en las calles salieron a amedrentar y a vociferar contra el autor.
Y seguramente, como estas persecuciones son tan privadas, y orquestadas por aquellos que tienen algún interés, para el común otros dirán que se está loco, y que por éso uno miraba feo a todo el que lo saludara, porque con tantos perseguidores, uno podría creer que lo estaba amenazando o lo iba a…
Una paranoia impuesta mediante estos ardides tan subrepticios, y como el cual más no lo sabe, en apariencia el pobre tipo está Loco para todos.
Y claro que hasta aquí llegamos en esta historia que digo que además de usar a estos esbirros mediante el matóneo, y la de los otros que le hablan muy pasito como para que les escuchara, y que además a veces han sido muy repetidas por los diferentes sitios adonde he estado, pues lo hicieron en Girardot, en la Calera, en Tabio, en Tenjo, en Fusagasugá, Tocancipá, Gachanzipá, etc.,y en Ibagué a donde después de muchos años regresé en esta última etapa de mi vida cuando fui obligado a abandonar “La Casa Embrujada” porqué sino…
Hay que reconocer que en aquellos años macabros recién llegado de Venezuela comencé a escuchar voces, y que incluso algunos años antes me lo hicieron por San Victorino jugando al arte de enloquecer.
Que escuché voces y voces durante mucho tiempo como si mis oídos pudieran oír el zumbido de un mosco; pero tal y como me sucedió en una madruga adonde como una ráfaga del viento pude oír claramente la voz de un familiar que desde donde ahora hay una estación policial que fue un garaje que otro de éstos me quiso arrendar como parqueadero, y que una vecina me alertó acerca de que allí se iba a dar un allanmiento porque era una invasión ilegal, vecina que un poco tiempo después sufrió un percance adonde un familiar murió en extrañas circunstancias y que como en esas maldiciones algunos años después a una tía le sucedería lo mismo en Ibagué , me hicieron caer en la cuenta que era un trabajo adonde se estaba usando la tecnología por cuenta de unos imaginarios que estaban confundidos adonde yo era su “conejillo de indias” donde yo podría estar muerto, o todavía loco, con una pequeña diferencia:
Todavía estamos vivos y además cuerdos, y contando estas historias que además de ser ciertas uno sabe que estos complots han existido.
Solo con los años, y el tiempo en que anduve en la biblioteca de la Luis Angel Arango leyendo algunos libros sobre el alcohilismo y el deliriun tremens me permitieron entender que no estaba loco ni que las voces que escuchaba eran ciertas. Además pude dilucidar entre las que oí cuando estuve ido de mi mismo en una especie de delirio, además de las impostadas por todos esos esbirros que me salieron en las calles, y que también mediante la tecnología de la electrónica adonde se usa las ondas hertzianas, yo no estaba como lo creía.
Estaba siendo amenazado, y me querían matar. Y lo habían intentado durante todos esos años.
Unos trabajos, que solo una persona que lo ha vivido lo puede contar, porque además quién le va a creer.
Espere les sigo haciendo participe de otras historias para poder dilucidar mediante ellas la manera como escuché voces, como si fuera este trabajo un secreto, adonde estos gestores amablemente tuvieron a bien, enloquecerme.