Esa gran incógnita que es la mente de los adolescentes, esa que los padres y adultos ven como algo imposible de descifrar, esa que a veces, ni los propios adolescentes son capaces de comprender. Quiero que ustedes, mis queridos lectores, sepan de primera mano, lo que sienten, los adolescentes como nosotros, por lo que mostraré un ejemplo de un diario ficticio, de una adolescente enamorada, espero que les guste, veamos si ustedes pueden llegar a entenderlo…
Nota 1 20 – Agosto – 2017.
Querido diario:
¡Por fin! ¡Por fin vuelve a estar en mi vida! Creo que no escribo en este diario desde que tenía nueve años, pero da igual, lo importante es que ese chico que conocí (y del que me enamoré) hace años en clase de música, está ahora en mi pandilla. Hemos reconectado desde el primer momento… y nos hemos escrito después de salir con los amigos. Me acaba de sonar el teléfono… ¿será él?
Nota 2 22 – Agosto – 2017.
Querido diario:
Hoy hemos vuelto a coincidir. Mi mejor amiga sigue insistiendo en que el chico me gusta. Sinceramente, no estoy muy segura, ¿qué digo? ¡Por supuesto que no me gusta! Es solo un amigo; además a él le gusta otra chica; ahora somos confidentes. Me encanta hablar con él; es sincero, limpio y tierno. Habla de ella como si fuera el tesoro más preciado del mundo; la verdad es que parece que verdaderamente está enamorado de ella.
Nota 3 30 – Agosto – 2017.
Querido diario:
Hoy me ha hablado de cómo la conoció; la verdad es que su historia es bonita… pero ella fue demasiado cruel con él, no se merecía que esa chica le hiciera tantísimo daño como le hizo; sin embargo él sigue demasiado pillado… tras cuatro años, aún sigue enamorado de ella, porque como dice un cantante, del que estoy locamente enamorada; “Donde fuiste tan feliz siempre regresarás, aunque confundas dolor con la felicidad”. Espero que sea capaz de olvidarla pronto…
Nota 4 3 – Septiembre – 2017.
Querido diario:
Últimamente, me he dado cuenta, de que los sentimientos no se pueden controlar… sí, sé que dije que el chico no me gustaba, pero da la casualidad, de que el roce hace el cariño, y es posible que hayan empezado a aparecer pequeños sentimientos por ese chico que a día de hoy, es mi mejor amigo; pero bueno, podré vivir con ello. Ya han sido muchos meses los que he pasado enamorada de alguien que solo me hacía daño, así que… ¿qué más da? Al fin y al cabo, ya estoy acostumbrada.
Nota 5 8 – Septiembre – 2017.
Querido diario:
No, no, no, no; esto no puede ser posible. Las malditas mariposas asesinas no pueden volver a aparecer, su risa tampoco es tan bonita, y sus ojos, definitivamente, no me vuelven loca; además su sentido del humor, tampoco es tan gracioso. Es un chico del montón, como otro cualquiera, y ya está.
Muy inteligente Nadia, intentar convencerte de algo que no es cierto, para olvidar a ese chico que te trae de cabeza… muy maduro…
Nota 6 12 – Septiembre – 2017.
Querido diario:
Nota 7 14 – Septiembre – 2017.
Querido diario:
Me quiere… ¡Me quiere! Aún no sé cómo; pero me quiere… no quepo en mí de la felicidad que tengo ahora mismo, pero… la verdad es que prefiero no hacerme muchas ilusiones, al fin y al cabo, este chico es tan bipolar como yo, y puede cambiar de opinión de aquí a tres horas. Pero aun así, querría que se hubiera enamorado de mí. Aunque, no nos equivoquemos, no es porque sea de mí, sino porque por fin habría olvidado a una persona que tanto daño le ha hecho. Y yo lo único que pretendo es que sea feliz, aunque no sea a mi lado, es lo único que deseo a día de hoy…
Nota 8 17 – Septiembre – 2017.
Querido diario:
Me ha dicho, que quiere enamorarse de mí… que quiere estar conmigo, pero que es difícil dejar de estar enamorado de una persona, que ha estado en su vida durante años y años, y yo lo comprendo; es una forma sutil de decirme que me quiere como una amiga, pero que no desecha la idea de estar algún día conmigo; sinceramente, seguiré esperando, pero mi paciencia no es eterna, y algún día, dejaré de esperar, por más que me pese, puedo ser fuerte, pero no por ello inmune al dolor.
Nota 9 20 – Septiembre – 2017.
Querido diario:
Le gusto, me ha dicho que le gusto, ahora no sé cómo tengo que actuar; ¿espero a que me pida salir? ¿Se lo pido yo? Nunca había estado en esta situación de no saber lo que hacer con respecto a un chico; aunque bien es verdad, que nunca le había gustado a un chico que me gustara a mí también; es decir, que nunca había tenido un amor correspondido. Casi siempre la que sufría era yo, aunque bueno, quizás lo mejor es que pase el tiempo, y que ocurra, lo que tenga que ocurrir… espero no acabar sufriendo de nuevo.
Nota 10 21 – Septiembre – 2017.
Algo en mí, me dice que va a pasar algo muy pronto. Hoy jueves, he estado hablando como es costumbre últimamente. Hemos estado hablando de lo que tendríamos que aguantar el uno del otro si algún día estuviéramos juntos. Él me dijo:
— Tendrías que aguantar mi mal humor, mi negatividad, mis gestos bordes frecuentes, mis ataques de celos (no sabes lo celoso que puedo llegar a ser, Nadia…) mis defectos, por supuesto, tanto físicos como mentales… a veces tengo la mentalidad ciertamente cerrada, respecto a algunos temas, y claro, discutiríamos, porque no podríamos estar siempre de acuerdo en todo.
— Sí, evidentemente. — te respondí yo. — Tú tendrías que aguantar mucho también, no te creas que conmigo es todo tan fácil, majo. Tendrías que aguantar… mi carácter borde y mi bipolaridad. Mis días malos y mis días de euforia… Mis logros, mis caídas, mis decepciones… tendrías que aguantar demasiado… creo que no lo soportarías. — continué triste.
— No me pongas a prueba, Pequeña. — terminó así su declaración de intenciones.
Tendré que ver lo que sucede mañana, hemos quedado en vernos, y estoy muy pero que muy nerviosa… no sé qué pasará y es lo que más me atemoriza…
Nota 11 22 – Septiembre – 2017.
Querido diario:
No sé exactamente como empezar esta última nota, porque he decidido abandonar este diario para… ¿siempre? En realidad aún no estoy segura, pero a día de hoy, no quiero seguir escribiendo, porque no sé cómo explicar lo que ha pasado esta tarde. Fue como tantas veces me imaginé; y me pareció tan surrealista que aún lo estoy asimilando.
Vino a buscarme a casa, estaba tan guapo como siempre, con su polo abrochado hasta arriba y unos pantalones clásicos ceñidos; su pelo siempre despeinado, y sus ojos azules brillaban mucho más que cualquier otro día y mi corazón iba tan deprisa que se me notaban los nervios a la legua; no había estado tan nerviosa desde hacía años. Salí de mi casa y los nervios debieron traicionarme, ya que no decía nada coherente y hablaba demasiado rápido. Yo intentaba sacar el tema de conversación para el que habíamos quedado, es decir, la relación extraña que teníamos… pero él, no quería hablar del tema, y me frustraba mucho. Sin embargo, lo dejé pasar, hasta que tras andar y andar sin rumbo fijo, llegamos a un parque alejado de la mano de Dios, en el que se respiraba calma y tranquilidad.
— ¿Vas a decirme algo? — le pregunté.
— Por favor, déjate de idioteces Rubén. ¿Qué somos? — pregunté exasperada.
— ¿Que qué somos? — preguntó él para mientras formulaba la pregunta, meditar la respuesta. — Somos personas. — Terminó sentenciando. Le miré sin poderme creer lo que me había soltado.
— ¿Tú te crees que yo estoy chalada de la cabeza? ¿Acaso te crees que no sé que somos personas? Mira, esto no tiene sentido, no tiene sentido que siga aquí luchando por algo que ni siquiera vale la pena. Tú ni siquiera me quieres; ni siquiera me quieres y estás jugando conmigo, eso es lo que pasa y es lo que tanto querías ocultar. ¿Qué soy? ¿una excusa para olvidarla? — pregunté a voz en grito y con lágrimas rodando por mis mejillas. Intentó hablar pero le corté. — Yo también lo pasé mal, ¿sabes? Yo también lo pasé mal, pero no recurrí a ti, y no me enamoré de ti, para olvidar a alguien que está enterrado por el paso del tiempo, alguien que ya no existe en mi mundo. — Las lágrimas seguían rodando., pero no las limpié, sencillamente, me di la vuelta y comencé a andar en dirección a mi casa, sin mirar atrás, sin mirar su cara de pena, sin mirar sus ojos azules bajo una fina sábana de agua salada.
Pero entonces ocurrió, y cuando llevaba unos metros, me agarró del brazo, me dio la vuelta, y me obligó a mirarle, después me abrazó, me abrazó como se abrazan solo una serie de personas que están destinadas a estar juntas. Me abrazó como si no importara nada ni nadie más; me abrazó como si fuera lo más valioso de este planeta. Y entonces habló, y me dijo una serie de palabras que se clavaron a fuego en mi dañado corazón.
— ¿Y es que acaso tú no te has dado cuenta de cómo te miro? — preguntó sin esperar respuesta alguna. — ¿No te has dado cuenta, que cada vez que sonríes, una sonrisa se instala de forma instantánea en mis labios? ¿No te has dado cuenta, que tu risa es mi tono de llamadas favorito? ¿Acaso no te has dado cuenta de que cuando estoy contigo, soy incapaz de pensar en alguien más? Ni siquiera pienso en ella, Nadia, ni siquiera recuerdo cómo era su silueta, su rostro, no recuerdo tampoco su olor, porque ahora es el tuyo el que se me ha clavado en el alma. Y no me imagino una vida sin ti, una vida sin una persona como tú… porque eres única. Y me gustaría haberte pedido esto de otra forma, sin que tu acabaras llorando y todo eso; pero así soy yo, perfectamente imperfecto. Así que… ¿tendrías el valor de estar con un chico como yo hasta que la muerte nos separe? — me tendrían que haber grabado la cara que se me quedó, porque debía estar blanca como la cal, pero ¿cómo podía siquiera plantearme el decirle que no? Si era, aquel chico, en aquel momento, en aquel lugar, lo que el destino me había enviado. Y no puedo estar más orgullosa de haber aceptado una vida a su lado…
Nota 12 22 – Septiembre – 2078.
Querido diario:
Volvemos a encontrarnos por fin, hace años y años que no escribo en estas páginas amarillentas por el paso del tiempo. Pero cuando lo descubrí en un antiguo cajón en el sótano, no pude evitar que los recuerdos palpitaran dentro de mí, al igual que mi corazón desbocado queriendo salir de mi pecho. Y quiero decirte, que sí, seguimos juntos, tal y como planeamos. Rubén está a punto de cumplir los ochenta años, ¿quién lo diría? Ese juramento ridículo que formulábamos en alto cuando teníamos quince y dieciséis años, ahora casi se ha cumplido, ya van casi setenta años al lado de alguien con el comparto la vida, y con el que si Dios quiere, compartiré la muerte, porque una vez escuché que hay personas que pasan a cuentagotas por nuestra vida y que si no abrazamos, si no besamos, ni no sentimos, acabarán desapareciendo de un momento a otro. Y él, no puede ser mejor compañero de vida, amo la forma en que su mano agarra mi mano cuando vamos juntos a pasear por las calles de una ciudad en la que nos hemos criado juntos. Y es que una vez me dije que no importa a dónde lleguemos si somos felices donde estamos. ¿Verdad cariño?
Atentamente:
Nadia…
Espero que les haya gustado, me he alargado un poco, pero este escrito significa muchísimo para mí, espero que sepan apreciarlo. Un saludo