Desde que nacemos nos clasifican, rosa para chicas y azul para chicos. Incluso nos vemos obligadas a llevar pendientes solo para poder diferenciarnos de ellos; pero esto no termina aquí. A lo largo de los primeros años de nuestra vida, todo se resume a convertirnos en princesas, caracterizadas por el uso de tutús, vestidos y ropa de color rosa casi en su totalidad; donde se enfatiza en frases emotivas y sentimentalistas como si fuéramos débiles.
Si hablamos del comportamiento, este se basa a un catálogo obsoleto donde nos enseñan el ideal de una buena mujer. Nuestros juegos y juguetes se limitan al uso de cocinitas, cuidar bebés, dibujar, maquillaje, etc… Y aprendemos que limpiar es una cuestión femenina y la casa es nuestro territorio. Que cuidar nuestro cuerpo definirá nuestro futuro y es nuestra obligación estar perfectas, ya que si no, no entramos dentro del canon establecido por la sociedad. Y claro, siendo tan pequeñas y sin poder para decidir, nos dejamos llevar sin rechistar.
Esta ley preestablecida no nos pertenece, el problema tiene un solo culpable, la sociedad y hasta que esto no cambie nosotras tendremos que vivir una lucha continua contra esos perfiles que nos son exigidos desde que nacemos hasta que somos adultas.
Tenemos que ser aplicadas, guapas y estudiosas pero también hay mujeres guerreras, que les gusta el deporte y decir lo que piensan a pesar de que eso les haga convertirse en el personaje antagónico, aquel que la sociedad tiene miedo de ver, pues es el que consigue el cambio real. No hay un prototipo de mujer al igual que no hay un prototipo de hombre y no tenemos la obligación de seguir a rajatabla aquello que nos dictan y seguir al rebaño por miedo a no encajar.
Estos perfiles nos enfrentan unos contra otros, luchamos contra ellos y no nos damos cuenta que son inseparables, estamos hechos de multitud de combinaciones posibles que podemos ser. Todos definen nuestra forma de ser, cómo somos y sería humanamente imposible separarlos, pues somos la suma de todos y esto es lo que nos hacer ser únicos.
No dejes que nadie te diga como ni cuando, se lo que tú quieras ser, será un camino difícil, pero el resultado final será tu propio cuento.