Para muchas personas la noche es el mejor momento del día, ese en el que cierras los ojos y te relajas introduciéndote poco a poco en una maraña de pensamientos difusos y mundos creados por tu mente, es decir, los sueños. Junto con las temidas pesadillas conforman algo cotidiano que nos afecta día a día especialmente en esos momentos en que podemos recordarlos, pero, ¿cómo nos afectan? Para responder a esta pregunta sería necesario entender primero el concepto de sueño.
Según una extensa recopilación de definiciones, podemos concluir que los sueños son un conjunto de ilusiones que pueden carecer de realidad o fundamento y se representan en las fantasías de alguien mientras duerme; en concreto son propias de la fase de sueño REM y en raras ocasiones pueden aparecer durante la cuarta fase del sueño no REM.
Entendemos como sueño REM o fase del sueño paradójica al periodo de máxima actividad cerebral que se produce durante el descanso nocturno, comparable con la presente durante el proceso de vigilia. En esta fase los músculos voluntarios se paralizan, aumenta la presión arterial y los latidos del corazón, además se producen reacciones y movimientos involuntarios, como la actividad ocular que da nombre a esta fase.
La cuarta fase del sueño no REM, o NREM, compone la última fase del sueño profundo, momento en el que se dan alteraciones como el sonambulismo, terrores nocturnos y alucinaciones hipnagógicas (sensación de estar despierto). Esta última se explica por las características de dicha fase: parálisis muscular de los miembros y funcionamiento de los mecanismos involuntarios, ojos y cerebro.
Freud dio al mundo una innovadora visión sobre el porqué del comportamiento de las personas, y para ello distinguió entre el estado inconsciente y el consciente. Según esta teoría el ser humano ha desarrollado un mecanismo psíquico que anula y rechaza ideas, deseos, recuerdos y pensamientos que podrían tener un efecto negativo sobre la vida del individuo, como por ejemplo un recuerdo traumático.
No obstante, el ser humano no es perfecto y por tanto no puede realizar una represión 100% efectiva, por lo que el objeto reprimido se manifiesta a través de varias vías, entre ellas los sueños. Este científico considera estos espejismos como “realizaciones ocultas de deseo reprimidos” y por ello lo toma como una ventana hacia el inconsciente.
Actualmente este tema sigue teniendo cierto interés para los científicos, esto se puede ver en las numerosas investigaciones realizadas en los últimos años sobre la materia, como por ejemplo el realizado en las Sociedad Max Planck de Alemania sobre la relación entre la actividad cerebral y el contenido de los sueños. (https://www.tendencias21.net/Cientificos-miden-por-vez-primera-el-contenido-de-los-suenos_a8340.html).
Actualmente existen dos teorías sobre este tópico y cómo se originan. En primer lugar, tenemos la hipótesis clínico-anatómica del sueño que los plantea como pensamientos sin censura formados a partir de un estímulo externo. Esto se daría debido a la desactivación de la corteza motora y la corteza prefrontal y el pleno rendimiento de la amígdala, que los provee de emoción. Por otra parte, la hipótesis de la activación síntesis afirma que la actividad neuronal provoca que la corteza prefrontal recoja estas ondas en forma de información acumulada sin sentido y trata de comprenderla dando lugar a secuencias ilógicas de información.
¿Y cómo nos afecta todo esto? No es necesario investigar mucho para encontrarnos con el debate ciencia- “teorías populares freudianas”, donde si bien la ciencia nos aporta hechos comprobables, como que durante este proceso se produce una regulación homeostática o que es parte del ciclo circadiano adoptado por procesos evolutivos, la corriente no científica se centra más en descifrar el contenido de los sueños. Este último punto de vista es muy popular y, por ello, existen desde páginas web que te informan sobre los diversos significados de nuestras fantasías hasta libros con interpretaciones que simulan un diccionario.
Por esto no sólo podemos decir que los sueños nos afectan a nivel biológico y emocional sino también son parte de nuestra cultura y una muestra de cómo los seres humanos tratan de explicar su entorno en todo momento, incluso aquellas experiencias no reales y carentes de lógica como son las ensoñaciones.