Hoy ha sido mi primer día de instituto después del verano y he tenido por primera vez en mi vida una clase de Psicología. La profesora nos pidió que hiciéramos un escrito acerca del amor. ¿Qué entendemos nosotros por amor? El amor es algo tan maravilloso y a la vez tan doloroso que es ciertamente difícil de explicar. Y es que el amor es arte e inspiración, es plenitud y la más profunda depresión; el amor son oportunidades y sentimientos demasiado puros como para ser reales; el amor son muchas cosas bonitas y un reloj roto; el amor es lo más hermoso que puedes encontrarte en la vida, pero a la vez puede ser la daga más profunda que te pueden clavar en el alma. “Desmayarse, atreverse, estar furioso… esto es amor, quien lo probó, lo sabe”. Nuestro querido Lope de Vega nos dejó este maravilloso soneto en el que nos da su opinión acerca de lo que es el amor y no podría estar más de acuerdo con su descripción.
Cuando estás enamorado, te sientes completamente ido, parece que tus pies no tocan el suelo cuando estás con esa persona especial, parece que el tiempo es infinito y sientes que no puedes dejar de hablar, que pasarías todas las horas de tu vida a su lado. Un enamoramiento es una sensación de plenitud que puede absorberte por completo y, a veces podría incluso cegarte sin que te dieras cuenta. Me podría pasar las horas muertas hablando de un sentimiento que está vivo dentro de mi corazón, pero no solo hay un tipo de amor, queridos lectores… digamos que lo primero que se nos viene a la cabeza cuando hablamos del amor es un pareja feliz paseando por el campo a la luz de la luna llena, cenas románticas interminables, risas sin fin y otro montón de cosas más. Pero todos sabemos el amor incondicional que siente una madre hacia sus hijos, el amor que siente un padre… yo siempre he escuchado que el amor más fuerte que se puede sentir es el que profesan unos padres a un hijo y es tan precioso que podría rivalizar incluso con el amor que creemos más importante. Amor no solo hay entre las parejas, amor hay en todas partes, a todas horas y me gustaría que todo el mundo entendiese mi punto de vista con respecto al amor, porque el amor al fin y al cabo es la vida y la ley que sostiene el universo.
Yo tengo una hermana pequeña, una persona tan importante para mí, que podría decir que es la persona más maravillosa del planeta. Sin exagerar, estoy segura de que daría mi vida por ella, porque nunca podría vivir en un mundo sin sus caricias y sus abrazos tan necesarios en selectos momentos de nuestra adolescencia; jamás podría vivir sin su perfecto orden ni sin sus ganas de comerse el mundo. Y esto es amor, es un amor puro y sincero que me hace plantearme muchas cosas. Es cierto que podríamos dar la vida por una persona, porque en eso se basan las relaciones, los cambios que experimentamos a lo largo de nuestra vida; se basan en amar lo máximo posible, querer sin límites y vivir exprimiendo nuestras posibilidades hasta no poder más.
¿Y qué hay del resto de nuestra familia? Una vez escribí sobre ellos en este mismo blog y me sentí tan orgullosa de formar parte de una familia como la nuestra… hay veces que sobran las palabras y que no puedes explicar lo que sientes hacia determinadas personas que se te van cruzando en la vida, esta es una de esas veces. Mi familia lo significa todo para mí, pues es mi apoyo en los momentos de debilidad, es el punto objetivo de cualquier discusión y es lo más importante que tengo en la vida, quizás haya otras familias que están mejor estructuradas, que son más numerosas o que no tienen ningún problema que altere su orden o perfección, pero para mí la familia que tengo es perfecta. Tengo unos padres maravillosos, una hermana increíble, unos abuelos que han sufrido demasiado y que son lo mejor del mundo, unos primos tan inocentes como buenos, unos tíos en los que confío ciegamente y por supuesto, también entran a formar parte de este grupo, las personas que, aunque no tengan ningún lazo de sangre que los una a mi familia, son una parte fundamental de ella. Me gustaría hablar en esta ocasión de una mujer que siempre fue vecina de mi abuela, se convirtió en su mejor amiga con el paso de los años y ahora yo la considero una abuela más. Con esto quiero
expresar que el amor es completa y totalmente incondicional, que está en todas partes y es lo que le da sentido a nuestra existencia. No me une nada con esa mujer y para mí es una de las personas más importantes de mi vida, era algo que me parecía muy curioso y que desde luego, merecía una explicación…
Otra gran incógnita de la vida son los amigos. Sobre todo en el periodo de la adolescencia, los amigos entran a formar una parte fundamental en nuestra vida, son personas importantísimas en las que nos apoyamos cada vez que tenemos algún problema y es verdaderamente reconfortante tener en nuestro día a día, personas que significan tanto a nivel emocional. Pero es que no solo estoy hablando de un grupo de amigos fijo que se establece, sino que también me refiero a compañeros de clase con los que tenemos afinidad, a compañeros con los que solo te juntas en el instituto o en la universidad, personas que tienen gustos semejantes a los tuyos con los que hablas sin parar día tras día; en definitiva, las personas que te completan, que te complementan. Y yo sé que esto es algo maravilloso, cruzarte en la vida con personas tan increíbles que te aporten tanto en tan poquito tiempo. Yo llevo con un grupo de amigos desde hace dos años y os puedo prometer que todos y cada uno de ellos forman mi segunda familia. Cada vez que hablo de mi pandilla, siempre digo lo mismo: “Yo estoy segura de que hablo con cualquier persona de los que están conmigo en mi grupo y todos sin excepción, se mostrarán dispuestos a ayudarme en el caso de que lo necesite” y es que es tan cierto como la vida misma. Puede ser verdad que yo he tenido muchísima suerte al tener un grupo como el que tengo, pero estoy segura de que hay muchísimas personas buenas y sinceras por todo el mundo, solo tenéis que encontrar a aquellas que sean compatibles con vosotros.
Quiero hablar ahora del amor más importante de todos, ese que debemos profesar a la persona con la que más tiempo vamos a pasar a lo largo de nuestra vida: nosotros mismos. Nunca podremos amar plenamente a otras personas si no nos amamos a nosotros mismos, porque la primera persona a la que debes aceptar es a ti. Y este amor, en mi humilde opinión, es el más difícil de todos. Porque siempre es fácil criticarse a uno mismo, ¿verdad? Vemos defectos por todos lados y esto es algo que destruye por completo nuestra confianza. Por favor, confiad más en vosotros mismos, valéis más de lo que creéis.
Y por último, me gustaría hablar del contra-amor, que no es otra cosa que el odio; pero desde que era pequeña, esta palabra me ha parecido demasiado fuerte, así que me gusta describirla así: “El odio tan solo es la falta de amor” porque creo sinceramente, que todas las frases son más bonitas si tienen la palabra “amor” incluida en ellas.
Espero que os haya gustado este escrito. Muchísimas gracias por seguirme en cada publicación, que no son más que reflejos puros y complejos de mi alma. ¡Nos vemos en el próximo!