El espectáculo debe continuar | #JovenesHOY - Blogs hoy.es >

Blogs

#JovenesHOY

El espectáculo debe continuar

De pequeña me imaginé muchas veces la sensación que supondría subirse a un escenario, aparecer ante una cámara y ser alguien completamente diferente a ti. Supongo que es una sensación que poca gente experimenta a lo largo de su vida, pero que, a la vez, es un sentimiento demasiado gratificante para aquellos que tienen la inmensa suerte de vivirlo. El teatro, el cine son disciplinas que requieren coraje, que requieren paciencia, pasión y aprendizaje y, por supuesto, no son algo sencillo.

Este curso decidí apuntarme a un club de teatro que se organizó en Navalmoral de la Mata,  una actividad que cuenta con alumnos de tres institutos del pueblo y que ha sido una de las mejores experiencias que he podido vivir en mi vida. El primer día me vi rodeada de miedos, me vi superada por los nervios y no creí ni por un momento que aquel era mi sitio, ese lugar en el que me sentiría protegida y sería yo misma una vez a la semana; pero resultó ser que sí.

Siempre me he considerado una chica tímida, con miedo a los cambios y a mostrarme como verdaderamente soy, pero este club me ha cambiado y he descubierto tantísimas cosas sobre mí misma que todavía no me puedo creer que vaya a interpretar un papel delante de todo el pueblo porque nunca he sido así. Las primeras semanas que acudí a las reuniones, vi que los profesores que nos asesoraban no tenían miedo a expresar sus sentimientos al intentar explicarnos ciertas cosas. Se metían dentro de un personaje cualquiera y simplemente, actuaban, poniendo el corazón, la cabeza y el alma de una forma tan pura y natural que no me terminaba de creer que fueran capaces de conseguir todo aquello. A medida que empezaron a avanzar los ensayos, fui teniendo un poco más de fe en lo que estaba haciendo. Me sorprendí cuando empezamos a improvisar, pues parecía haber en mí un talento innato a la hora de actuar… no creo que lo hiciera del todo bien, pero a mi parecer, había avanzado mucho con respecto a los años anteriores en mi vida. Cada vez que entro en el teatro en el que ensayamos, me siento plena, me siento como si no hubiera nadie sentado en esas butacas que se hallan brillantes justo delante de mí, me siento llena de vida, de esperanza, de sueños y de ilusiones.

Cuando era pequeña, jugaba a crear un papel en mi cabeza y representarlo en la vida real, soñaba que era una princesa que no sabía que por sus venas corría sangre real y trataba de descubrirlo a toda costa y… para la niña que era por aquel entonces, aquello era una experiencia increíble, a pesar de que nadie la veía, a pesar de que se encerraba en sus sueños pensando que alguna vez todo aquello sería real. Uno de mis grandes sueños siempre fue crear un musical, supongo que es algo muy improbable, pero, ¿quién sabe? En el mundo de los sueños y las ilusiones, cualquier cosa puede suceder.

El otro día, curiosamente, estaba hablando con un compañero del grupo de teatro que representa al protagonista de la obra que vamos a representar y me dijo algo que me impactó bastante. Mientras comentábamos el fragmento de obra que habíamos representado minutos antes, me dijo que yo en el fondo no era una persona tímida, sino que muchas veces, me “hacía la tímida”. Yo lo pensé durante un momento y llegué a la conclusión de que tenía parte de razón. Al principio, tuve miedo a que todo el mundo me juzgara o a que se riera de mí, pero luego entendí que cuando me subo a un escenario, soy yo misma. Creo que por eso, mi compañero no vislumbró en mí esa timidez que me caracteriza desde el principio de mi existencia

Llegó la parte decisiva, esa parte en la que los profesores deciden el papel que nos corresponde dentro de la obra y este momento fue demasiado sencillo, a decir verdad. Cuando leí el papel que me habían adjudicado, pensé: “No voy a poder hacer esto, hacer su voz, sus gestos, sus movimientos… es demasiado complicado, me va a costar demasiado trabajo y aún así no podré hacerlo tan bien como yo deseo.” Y quizás, ese papel que nunca me llamó la atención, fuera a convertirse en uno de los personajes más importantes, en una mente brillante adaptada a mi esquiva forma de ser. Y es curioso, es curioso que nunca me identificara con ese personaje y que, a día de hoy, sea mi vía de escape.

Y con todo esto, he descubierto que cada persona tiene diversas formas de expresar sus emociones. Yo amo cantar por encima de todo, amo escribir versos interminables y llorar con la música a todo volumen cuando no puedo aguantar más. Y la gente que actúa por vocación, movido por una pasión arrolladora e infrenable dentro de su alma, son personas valientes y con una atracción hacia la adrenalina de dar un salto hacia el vacío. Yo, hoy en día, intento ser valiente por una vez en mi vida y expresarme, sentir y sentirme querida en un aura de amor, compañerismo e introversión.

Me gusta actuar, señoras y señores, amo actuar, amo ser libre, encima del escenario y amo representar a alguien que, en el fondo quizás, también me representa a mí. Me encanta ver actuar a mis compañeros, porque creo que es una de las mejores formas de aprender a ser mejor persona y mejor personaje… porque todos aprendemos de los errores, tanto de los nuestros como de las otras personas y vemos cómo gesticulan, cómo se mueven y sabemos apreciar el verdadero trabajo que hay detrás de una obra de teatro de instituto. No es un camino fácil, montar una obra es un arduo trabajo que, como dije previamente, requiere esfuerzo y preparación; pero de algo estoy segura y es de que merece la pena, todo el trabajo realizado tiene su recompensa el día de la función; ese día en el que llegas al teatro muerto de nervios, rezando y suplicando que no se te olvide el texto que tantas veces has repetido y memorizado; ese día en el que te miras al espejo y dices: “No soy yo, al menos por hoy soy una nueva persona que va a vivir, que va a brillar y que va a nacer en cada palabra.” El trabajo merece la pena cuando te sientas minutos antes de la función con tus compañeros y confías plenamente en ellos; cuando sales al escenario y representas un papel que te hace feliz, que has interiorizado tantas veces durante tanto tiempo que forma parte de ti y, por supuesto, todo nuestro esfuerzo, nuestro trabajo, nuestra dedicación se ve recompensado cuando, una vez acabada la representación, salimos al escenario y vemos lágrimas, vemos orgullo, vemos felicidad y jovialidad; vemos gente que ha disfrutado, que ha reído, que ha llorado. Y entonces podemos sentirnos orgullosos de nosotros mismos, podemos sentirnos vivos y valientes porque lo hemos hecho, hemos vencido al miedo y a los dragones que apabullaban a nuestro coraje.

Y por último, quiero darle las gracias a todas las personas que están leyendo esta nueva parte de mi alma, a todos aquellos que siguen mis escritos y que me apoyan día tras día sin que yo pueda agradecerles su dedicación. Gracias también a todos los profesores que me han ayudado a sentirme más yo, que me han ayudado a no tener tanto miedo al vacío porque ellos van a estar a mi lado por si me caigo, que me han hecho ver que tengo talento, que la vida es una carrera de fondo en la que no el más rápido llega primero, sino el que más resiste. Y también quiero darle las gracias a mis compañeros de este magnífico grupo de teatro que hemos formado aspirando a ser alguien en un mundo demasiado difícil, por ayudarme a mejorar, por decirme mis fallos, por darme la oportunidad de sentirme arropada cuando llegué sola a este mundo y por último, gracias a todos por darme la oportunidad de descubrirme a mí misma… ¡Nos vemos en el siguiente escrito! Espero que os guste tanto como a mí me gustó escribir este trocito de mi alma.

Otro sitio más de Comunidad Blogs Hoy.es

Sobre el autor


febrero 2020
MTWTFSS
     12
3456789
10111213141516
17181920212223
242526272829