Volver a empezar
Parece que acabamos de despertar de una pesadilla, estamos sudorosos, casados, y atemorizados; pero también ilusionados con volver a esa “nueva normalidad” de la que todos hablan, resignándonos a aceptar que la vida ha cambiado y que hay que volver a empezar como el que aprende de nuevo a andar después de un accidente casi mortal. No obstante, merece la pena volver a empezar ¿sabéis por qué? Porque estamos vivos, porque otros, desgraciadamente, no podrán hacerlo y a ellos les debemos levantarnos.
¿Por dónde empezamos? Como diría mi abuela, está todo “manga por hombro” y aquí no hay “quién meta mano”. Pero debemos serenarnos y empezar por algún sitio. Lo primero es aceptar que el peligro no ha pasado, que, en cualquier momento, tal y como está ocurriendo en un país tan organizado 
como Alemania, todo puede retroceder. Hay que andar con cautela, seguir con el lavado de manos, con las distancias, con la mascarilla y todas las medidas de protección que nos exija nuestra situación o nuestro puesto de trabajo (a veces es el que manda).
¿Y ya está? ¿Seguimos con el miedo? Como nos dicen los médicos, el Covid- 19 ha venido para quedarse, antes o después se creará una vacuna y estaremos todos inmunizados; mientras, no hay que tener miedo, pero sí respeto, mucho respeto. Se trata de un virus que ha matado a un número total en España de más de diez veces mi pueblo ¡Que se dice pronto! Desde luego, no es para que muchos se lo tomen a guasa o se salten las normas, sino para que nos cuidemos y cuidemos unos de otros, haciendo caso a los que más entienden de esto, a los especialistas. Yo no digo que los políticos lo estén haciendo ni bien ni mal, en esta materia no tengo yo formación ni conocimientos para juzgarlos de manera justa, pero me gusta pensar que lo hacen lo mejor que pueden, que saben lo que hacen y que estamos seguros si cumplimos las normas ¡Ojo! No digo que sea así, digo que pensar esto me ayuda a calmar mi ansiedad y a sentirme segura cuando salgo a la calle.
Empezaron los niños, después nos repartimos el día en franjas horarias y ahora HEMOS PASADO A LA FASE 1. No sé vosotros, pero ni en la final del mundial que ganó España estábamos todos tan nerviosos esperando ver nuestra provincia con el 1 puesto… Digo yo, 
que si hemos conseguido pasar de fase es que no lo estamos haciendo tan mal, o quizás que otros lo hacen peor… o, sencillamente, que este aislamiento al que Extremadura ha estado sometida siempre, ha ayudado a que el número de caso sea menor que en otras comunidades. Pesa también esa España vaciada que se encuentra en Extremadura que de tan vacía que estaba, ni el coronavirus entró… Sea como sea, estamos en la fase 1 y me alegro muchísimo por todos los que vuelven a empezar, por todos los que abren sus negocios aunque saben que no ganarán lo mismo porque, por ejemplo en las tiendas de ropa de mi pueblo, donde antes había varias personas mirando, una comprando y otra esperando; ahora habrá una cola en la calle e irán entrando de una en una para ver y comprar… Imagino que la que entra tiene la presión de que ya que ha entrado, algo tiene que comprar y, además, se tiene que dar prisa porque tiene una cola esperando. Imagino también al que está en la cola, si te hace mucha falta, esperas, si no es prioritario te vas… y lo mismo sí hubieras comprado…
¿Y lo bares? ¡Han abierto los deseados bares! Parece que hay tiempo límite si hay cola, yo quizás nunca me he pasado cuarenta y cinco minutos con un café por delante, pero ahora voy a tomármelo con la ansiedad de no pasarme y me tendré que pensar si me da tiempo 
a tomar la copita de después… Aquí tendremos que volver a empezar todos, los clientes y los dueños de los bares, a estos últimos les deseo la mejor de las suertes, pues sé cuánto han perdido con todas las fiestas anuladas, pero como un día trabajé en este sector, sé que son personas muy trabajadoras y gracias a ese trabajo, volverán al punto de inicio, sé que volverán (o quiero creerlo).
Muchos otros negocios siguen cerrados, ojalá que ellos también vuelvan a empezar muy pronto, ellos dependen de cómo nos portemos en la fase 1. Los colegios e institutos, las universidades, los centros de formación… todos tienen que volver, aunque sea en septiembre, pero hay que volver, y para ello debemos estar a la altura. Poco a poco, unos antes, otros después, volveremos a empezar, nos lo merecemos. Pero me surge una duda ¿Cuándo se irá el miedo? ¿Cuándo dejaré de sentirme culpable por andar por la calle? ¿Cuándo podré abrazar a mis amigos? ¿Cuándo podré besar a mis padres sin miedo a hacerles daño? Me temo que hemos dado con la incógnita, con el Santo Grial, que no es otra cosa que el “cuándo”, volveremos a empezar, pero no sabemos el tiempo que tardaremos ni tampoco quiénes podremos lograrlo.