“Lo peor de tener una enfermedad mental es que la gente espera que te comportes como sino la tuvieras” – Joker.
Esta frase, sumado a lo que pone en la imagen, resumen a la perfección la parte positiva y negativa de tener una enfermedad mental.
“Tu salud mental es más importante que:
Y mil situaciones más que están drenando tu energía.
Si cuidar de ti mismo significa quedar mal con el mundo, hazlo.
Si tú estás bien, todo lo demás se acomodará”.
La sociedad no está preparada ni sabe cómo tratar a las personas que padecen enfermedades mentales. Se creen que poniendo una carita feliz, todo se cura, y no, es un largo proceso durante el cual te vas poniendo diferentes máscaras. Y mientras tanto, haz vida social, trabaja, cuida de tu familia, de tus amigos, y busca tiempo para ti… Y sí tienes que quedar mal con el mundo, hazlo sin remordimientos. Porque si para estar bien es lo que necesitas, nadie con un mínimo de empatía podrá molestarse. Y poco a poco todo volverá a su cauce, y las energías volverán renovadas, llenas de aquello que te hace feliz, ser tu.
Cada persona es un mundo y por lo tanto, dedicará su tiempo de recuperación a aquello que más paz y tranquilidad le aporte, sea lo que sea, es algo necesario y que no debería tomarse a broma. Para esa persona, ese hobby es lo más importante, no lo menosprecies ni lo infravalores. Entiéndase por hobby cualquier actividad, sea productiva o no. En mi caso, me centro en la escritura, el dibujo, la lectura, el cine y las series. Cada una me aporta algo diferente en momentos diferentes, dependiendo de mi estado de ánimo. La mayoría de las veces es lo único que consigue hacerme sobrellevar el día a día, más en esta caótica etapa que nos ha tocado vivir. Pero todo esto no sería posible sin ir a terapia.
Ir a terapia consiste en trabajar. Y sí, digo trabajar porque ir a terapia es un largo proceso dónde vas a intentar encontrar sentido a una serie de dudas existenciales, y sales con la cabeza hecha un lío. Porque uno cree que se conoce y al salir de la primera sesión se da cuenta que no es así. Y así, poco a poco, cada sesión se convertirá en una nueva lección de autoconocimiento, de aprendizaje y de evolución.
Gracias a mi psicoterapeuta por enseñarme a aceptar mis imperfecciones, y sobre todo, a aceptar que cambiar no es malo y que forma parte del ser humano. Al final, todo se basa en ti, en cuidarte a ti, mirar por ti, hacer lo que te gusta a ti, y quién se quiera unir, bienvenido sea.