Si eres un estudiante universitario español, probablemente no hayas oído nunca hablar del Semesterticket, y tampoco lo eches de menos –es difícil echar de menos algo que no sabes que existe—pero cualquier estudiante alemán te dirá qué es y, muy probablemente, también te dirá que no se imagina la vida universitaria sin él.

En resumidas cuentas, el Semesterticket es una “tarifa plana” de transporte público a un precio ridículamente bajo que se ofrece (de forma obligada) a todo estudiante en Alemania. Una especie de convenio entre las universidades y el transporte público.

Y, para los que estéis pensando en el transporte urbano únicamente, vais por el mal camino. Aquí hablamos de tarifa plana en todo el estado federado –lo que equivaldría a la comunidad autónoma en España—ya sea en tren, autobús o tranvía.

En Alemania pocos estudiantes van a la universidad andando, ¿Para qué lo van a hacer si ya tienen pagado el transporte público? Los fines de semana, las escapadas de un día a distintos lugares son también comunes. ¿Por qué no hacerlo si el transporte no te va a costar dinero? Si vivías a las afueras de la ciudad, o incluso a una hora de camino ¿Por qué gastar en un piso en la ciudad o en tu coche particular, cuando el viaje te salía gratis?

En un lugar como Extremadura, es fácil imaginarse los beneficios de una tarjeta así, no sólo para los estudiantes sino para la activación general del turismo en la región. Darle la posibilidad a los jóvenes de viajar por los diferentes rincones de Extremadura y permitirles conocer todo lo que la región tiene que ofrecer favorecería, a largo plazo, que se plantearan nuevas formas de turismo en Extremadura e incluso que llevaran su conocimiento de la región fuera de ella.

Por otro lado, el movimiento de estudiantes por la región ayudaría a activar la industria del turismo y el ocio en Extremadura, ayudando a su desarrollo y mejorando la oferta disponible. Este crecimiento de la oferta en turismo, muy probablemente, atraería con el tiempo turismo de estudiantes de otras comunidades.

Como antigua estudiante de una universidad Alemana, y conociendo ahora su existencia, creo que tanto Extremadura como el resto de regiones españolas podrían beneficiarse de un sistema así, de tal forma que la experiencia de estudiar en la región no sólo se limitara a los estudios universitarios, sino que permitiera también a los jóvenes una inmersión y un conocimiento más profundo de la comunidad que los acoge.