Mirando el árbol que se ve desde mi ventana pensaba sobre qué escribir para la nueva publicación de este blog. Muchas veces solo tenemos que reflejar en el papel aquellas conversaciones u opiniones que vertemos en tertulias entre amigos y entonces me sonó el teléfono. Abrí el whatsapp para cabrearme una vez más. Otra vez hacen pasar bulos por noticias, otra vez dan una información manipulada, otra vez cae la gente en el tendencioso bulo.
En los años en los que poníamos dos piedras en el descampado y jugábamos al pilla-pilla (sí, uno ya se va haciendo mayor) hablábamos del teléfono roto como tal instrumento para la desinformación, manipulación o tergiversación de la noticia. Si bien, hoy hemos ganado en libertad de expresión porque cualquiera puede manifestarse, informar y crear contenidos accesibles; existe el riesgo de caer en opiniones y fundamentos sesgados, y esto solo depende de nosotros.
“Si puedes controlar la información, puede controlar a la gente” decía el novelista especialista en obras ambientadas en la Guerra Fría, Tom Clancy. Hoy en día ya no existe solo el No-Do y podemos recurrir a numerosas fuentes de información para conocer una noticia o bulo, claro está. De nuevo somos nosotros los responsable de estar bien informados. Detrás de cada noticia, cada “información”, cada “opinión” siempre puede haber un interés diferente que a su vez puede estar versado en una noticia manipulada.
Según un trabajo de la revista Sciencie, las informaciones falsas se difunden “más lejos y más rápido” sobre todo si están relacionadas con la política, el terrorismo, la salud, las leyendas urbanas o el mundo financiero. Solo en twitter, las informaciones falsas suelen recibir un 70% de retuits que las noticias veraces. Recordad lo que nos decía Tom Clancy. Si a esto le añades que la psicología nos dice que el ciudadano busca noticias para reforzar sus opiniones y creencias y así elevar los niveles de dopamina, imagínate a una persona con las pupilas dilatadas regodeándose con los bulos que difaman sobre la idea o persona que odia. La información o desinformación es más importante de lo que parece. Podemos ser peces en al agua esperando a picar del anzuelo que más nos atraiga. Y esto es muy peligroso en la sociedad de la información en la que dicen que vivimos, que bien podría denominarse la de desinformación.
El caso es que los bulos no solo se quedan en mentiras, si no que afectan a la vida real de las personas y hasta realizan juicios paralelos que incluso influyen en los tribunales. Este verano, en la India cinco personas fueron linchadas hasta la muerte por falsos rumores de trata de menores. Según un estudio de la Asociación de Internautas en España, 1 de cada 3 españoles le otorga credibilidad a los bulos o noticias falsas. Esto a mí me preocupa bastante, sobre todo en tiempos donde los líderes de opinión se saben manejar y el periodismo versa mucho sobre las declaraciones de éstos. El informe al que hago referencia data de septiembre de 2017, antes de la crisis catalana, la moción de censura y la crisis migratoria. Y abróchense los cinturones que dentro de algunos meses volvemos a pasar por las urnas.
La responsabilidad de los bulos será de la persona que los crea, pero los responsables de creerlo somos nosotros. A veces con solo contrastar noticias o leer más allá de un titular en Facebook podemos enterarnos de lo que pasa, o saber si es un bulo. Las noticias con información delicada las firma el periodista, y si ojeamos una web o nos encontramos en algún establecimiento un “periódico” donde toda la “información” la firma redacción, sal corriendo; puedes ser víctima de bulo. Yo hasta me encuentro fakes con nombres similares a otro medio para hacerse pasar por él y deslegitimarlo. Detrás de cada bulo hay mucha ideología, así se ganan opiniones, se ganan adeptos, se ganan votos. También se ganan cliks, sinónimo de dinero.
Si leemos una notica que no lleva fecha de publicación ni cita fuentes permitámonos dudar de ellas también. A veces solo hay que ojear en otros medios porque si algo es importante, se van a hacer eco todos los periódicos, radios y televisiones. Y ojo con la atemporalidad, no podemos rescatar noticias del pasado para hacerlas pasar por actuales y añadirle matices para crear una realidad distorsionada. Esto es muy habitual en redes sociales, de aquí la importancia de leer más allá del titular.
Nosotros somos en parte responsable de todo esto, por eso si no crees o dudas de lo que estoy escribiendo no compartas esta información; ve a contrastar los datos que te expongo.
P.D. ¡qué bonito sería una asignatura para detectar noticas falsas, contrastar información y avivar el sentido crítico!