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De la diosa Castalia a la Veneno: la transexualidad a través de los tiempos

La serie La Veneno ha arrasado en Atresplayer Premium, además de en más de 220 salas en las que se ha emitido, consiguiendo el número 1 en taquilla. Creada por Javier Calvo y Javier Ambrossi, y basada en la vida de Cristina Ortiz (La Veneno), cuenta una cadena de injusticias en las cuales se ve envuelta. Además, narra paralelamente la historia de Valeria, la joven periodista que escribió su biografía.

La expectación se ha traducido en un número de visionados que multiplica por 10 el récord de cualquier otro contenido de la plataforma de Atresmedia. Ha sido muy seguida por el público joven, aunque también ha obtenido excelentes cuotas entre un público más maduro.

La Veneno ha conseguido despertar la empatía de la que mucha gente carecía hacia la comunidad trans. Hace unos años era completamente inaudito pensar que este contenido pudiera llegar a la gran pantalla. Por esto, es natural preguntarse cómo ha sido la evolución del ser humano desde el desconocimiento hacia la aceptación de un colectivo invisibilizado.

La transexualidad está reflejada en todas las culturas a lo largo de los tiempos. Existen infinidad de documentos, relatos mitológicos o históricos que hacen referencia a la existencia de transexuales. En unas sociedades se les ha idolatrado, y, sin embargo, en otras se les ha marginado y rechazado.

Si nos remontamos siglos atrás, en la cultura grecorromana, encontramos la escultura de la diosa Castalia. Según la mitología era compresiva y accedía “a los deseos de las almas femeninas encerradas en cuerpos masculinos”.

En la Roma Antigua, existían personas que autocastraban sus genitales masculinos. Eran llamadas sacerdotisas Gallae. El filósofo judío Philo describió como los ciudadanos romanos invertían grandes sumas de dinero para cambiar sus genitales. Ovidio, poeta romano, contempla todos los cambios de cuerpo en su poema La Metamorfosis. El emperador romano Heliogábalo afirmaba sentirse mujer y llegó a pedir a sus médicos que le practicasen una cirugía para cambiarse de sexo.

En la Edad Media, tenemos referencias de la transexualidad dentro de la Iglesia Católica. Un ejemplo es Santa Wilfrida, cuya leyenda dice que pidió a Dios poder convertirse en hombre y le fue concedido. San Onofre también pidió a Dios hacerse varón. Se dice que el Papa Juan VII nació mujer, pero se dio a conocer como varón, aunque los rumores fueron censurados por la inquisición. Juana de Arco, fue ejecutada por la Inquisición por brujería y por llevar constantemente ropa de hombre y comportarse como varón.

A partir de aquí la sociedad avanza en muchos sentidos, pero queda atrasada en valores. Los transexuales comenzaron a ser considerados desviados, y fueron convertidos en delincuentes. Se les aplicaba pues, la Ley de vagos y maleantes. Eran considerados enfermos mentales. Por tanto, la mayoría de los casos fueron escondidos a la opinión pública y reprimidos por la sociedad.

Lili Elbe, comenzó a vestirse de mujer cuando aún no sabía describir lo que sentía. Se convirtió pues en la primera transexual, tras pasar por la reasignación de género. Primero se sometió a una castración quirúrgica y después pasó por varias operaciones más hasta conseguir el resultado que deseaba. El proceso planeaba implantar un útero y crear una vagina artificial, aunque Elbe no consiguió superar la operación y murió a los 49 años.

Virginia Charles Prince, fue una cirujana de California que en el año 1941 se presentó ante la corte suprema de California pidiendo ser reconocida como la mujer que siempre había sido. En 1960 fundó la revista Transvestia, dedicada a “las necesidades de aquellas personas heterosexuales que se han dado cuenta de su otro lado y buscan expresarlo”.

Christine Jorgensen creció en el Bronx de Nueva York y se alistó en el ejército para servir en la II Guerra Mundial. Justo después, viajó a Europa. En Copenhage pidió un permiso especial y experimentó operaciones de reasignación de sexo. Su transformación fue el tema de primera plana en el New York Daily. Trabajó como actriz, artista de cabaret y grabó varias canciones.

Bibiana Fernández, es una de las voces con más fuerza transgénero de nuestro país. A mediados de los 60 se convirtió en la principal estrella de la cadena Ferrer, que gestionaba diversos locales de varieté en Barcelona. Fue entonces cuando debutó en el cine de la mano de Vicente Aranda, en la película Cambio de sexo.

Cristina Ortiz (La Veneno), se convirtió en uno de los mayores iconos trans de España, aunque nunca pretendió serlo. Su desparpajo, y forma de hablar tan descarada le dieron la fama gracias al programa Esta noche cruzamos el Mississippi. En este contexto puso un duro tema sobre la mesa, el de la prostitución al que ella y muchas del colectivo estaban siendo abocadas. Acabó en la cárcel y el 3 de octubre de 2016 se publicó un libro sobre su vida por el que recibió amenazas de muerte en el caso de que confesara los nombres de algunos clientes. Murió a sus 52 años, y aunque la causa de su muerte a día de hoy es un accidente por un golpe, sigue escondiendo misterios que aún desconocemos.

Chaz Bono, es hijo del dúo musical formado por Cher y Sonny Bono. Cuando reconoció que era homosexual, su madre no se lo tomó muy bien y pasaron a estar distanciados. En 2009 se sometió al cambio de género. Ha escrito tres libros y numerosos manifiestos para defender los derechos LGTBIQ+ y además es portavoz de Human Rights Campaign, la organización de los derechos civiles más grande de Estados Unidos.

Laverne Cox, es la primera persona abiertamente transexual nominada a un Emmy en la categoría de actriz. Cox es conocida por su participación en Orange is the new black. En abil de 2014, fue galardonada con el premio GLAAD por su trabajo como defensora de los derechos de la comunidad transgénero y dos meses después se convirtió en la primera transexual en aparecer en la portada de la revista Time.

Andreja Pejic, es una modelo que trabajó con grandes firmas como Jean Paul-Gaultier o Rosa Clará, vistiéndole de novia. Ha posado desnuda para Mario Tesnino y ha entrado en la lista de las 100 mujeres más sexy de la revista FHM. En 2014 completó su proceso de reasignación de sexo. Todo quedó registrado en el documental “Andrej(a)”, en el que afirma que tenía dos posibilidades: esconderlo y vivir con miedo, o estar orgullosa y compartir su historia con el mundo.

Caitlyn Jenner, es el famoso patriarca del clan Kardashian que decidió cambiar de género tras décadas atrapado en un cuerpo que no era suyo, y de una carrera de éxito como atleta olímpico. En 2017, a los 67 años y a pesar de los riesgos que la operación suponía para su salud, se sometió a la reasignación de género. Ella misma contó cómo lo vivió todo en su libro de memorias The Secrets of My Life. Confesaba que tras la operación no sólo se sentía maravillosa, si no también liberada. Ha recogido el premio ESPY al Coraje y es embajadora de HYM Sport.

Todo esto deja en evidencia que a lo largo de los siglos ha habido transexuales en todos los países del planeta, por lo tanto, en ningún caso es lícito pensar que pueda tratarse ni de una cuestión cultual, ni una moda.

Además, los resultados de los cuestionarios de psicopatología demuestran que las personas transexuales están libres de psicopatología mayor tales como esquizofrenia, trastorno obsesivo-compulsivo o trastorno bipolar. Es inútil pues, insistir en que es un capricho, un trastorno o una perversión del individuo.

Desde grandes científicos conocidos en el mundo de la ciencia, hasta ladrones y timadores, pasando por santos y religiosos: miles de personas han nacido transexuales, y todos han vivido bajo su verdadera identidad, a pesar de la Santa Inquisición, los cabezas rapadas, la Ley de los Vagos y Maleantes, y las llamas del infierno a las que según la iglesia estaban condenados.

La realidad transexual en nuestro entorno nos permite reconocer, que frente a la concepción biológica de sexo-género, existe una realidad de género e identidades múltiples, lo que se manifiesta en el caso de hombres y mujeres no operados, que muestran una aceptación y reafirmación del género sin tener que recurrir al quirófano, esto es, sin tener que responder a la exigencia social de ser una mujer “verdadera” o un hombre “verdadero”. Por ende, el sexo, el género y la sexualidad son construcciones socioculturales.

Estas transgresiones suponen la deconstrucción de la bipolaridad histórica de los géneros, y abre la puerta a una sociedad dónde quepamos todos y todas, y la realización de nuestros deseos. Una sociedad dónde no se imponga la homogeneidad y se margine la diferencia. Una sociedad dónde la diversidad sea entendida como riqueza de la especie humana. Una sociedad donde se asuma, al fin, que el género no es algo fijo, natural y acabado, si no que la sexualidad y el deseo sexual es algo activo, creativo, cambiante y libre.

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