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Cristina Núñez Nebreda

Juegos de niños

De trapitos y tiendas

Las rebajas también son para niños

Tiendas grandes y pequeñas ofrecen buenas oportunidades. Foto: Join Us Cáceres. MARISA NÚÑEZ

El 1 de julio, aparte del inicio oficial del verano, llegan las rebajas de verano. Ya he contado por ahí que aunque tenía intención de salir a comprar algo, cuando revisé el armario y vi la cantidad de cosas compradas y poco puestas, se me quitaron las ganas. La mala conciencia ganó. Aprovechando que las tiendas están que lo tiran, he reflexionado sobre la ropa que compramos a nuestros bebés y niños. En las tiendas para ellos hay buenos ofertones estos días, no solo en las  grandes franquicias sino también en las pequeñas tiendas locales, (que me gustan mucho porque suele haber buen género fabricado en España y, a veces, atención personalizada, no siempre).

Yo no soy tiquismiquis con la ropa del niño (ni con la mía), creo que la aprovecho bastante y me da un poco igual el estilo, aunque hay mamás tan ‘ultratrendys’ que llevan a los niños de desfile de moda cualquier momento del día. Es respetable, claro, pero cuando los peques van cogiendo movilidad e independencia y acaban negros en cuanto salen de casa, te das cuenta de que debemos ser prácticos. Hay que lavar y planchar mucha ropa como para que ésta sea delicada. Cuanto más fácil mejor….¡Wipp Express!

No pienso ponerme trancendente-amarguetas, pero empieza a ser un problema la cantidad de ropa que compramos y desechamos. Es un ciclo cada vez más corto. En algunas organizaciones humanitarias ya no aceptan ropa usada porque, literalmente, no saben qué hacer con ella. Por eso me parece utilísimo heredar y dar ropa en herencia a hijos de amigos, sobrinos y demás parentela cercana. Cuando yo era pequeña, y supongo que por una cuestión más económica que otra cosa, me ponía los vestidos de las hijas de una amiga de mi madre, y mis vestidos iban a otra niña más pequeña que yo. Era totalmente normal, aunque como soy humana yo prefería estrenar. Me da que ahora somos más señoritingos, y como nuevos ricos, preferimos comprárnoslo todo, todo y todo. La pobreza que se aproxima nos hará volver a entrar en razón.

Sé que en algunas ciudades organizan mercadillos de ropa usada para bebés, y que en algunos grupos de lactancia también hacen actividades así. En Cáceres se puso en marcha hace unos meses el Mercadillo de la Moderna Pobre. Empezó enfocado sólo a ropa de segunda mando de chicas, pero en las siguientes ediciones incluyeron también ropa de hombre y de niños. Es cierto que la ropa de los niños, sobre todo cuando son chiquititos, se queda nuevas. Merecen otra oportunidad.

Lanas para jerseys

Antes era habitual que las madres y las abuelas fabricaran jerseys y chaquetas a los pequeños

Lo que sí echo de menos es ver a los niños en las calles con esos jerseys y esas chaquetas de punto que antes nos hacían las madres y las abuelas. Yo recuerdo algunos como verdaderas obras maestras creadas a base de mucho esfuerzo, de hacer y deshacer un montón de veces la labor y de dejarse la espalda en el intento. Momento nostalgia: uno de mis recuerdos de infancia es acompañar a mi madre a la tienda de lanas y elegir colores. Era como estar dentro de un arcoiris. Luego, en casa, le ayudábamos a hacer ovillos con la lana comprada al peso. Hace unos meses en el parque vi a un niño con un jersey de esos, con las letras de su nombre en el pecho. ¡Me pareció tan bonito! Se lo había hecho su mamá, me contó.

 

 

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