Los amigos de Parchis nos desearon feliz cumpleaños a toda una generación de treintañeros que celebramos nuestras fiestas durante los ochenta. Nunca olvidaré aquellas “galas” caseras con triángulos de sandwich, gusanitos coloraós y Fanta naranja y limón. Y tartaza adornada con unas flores de una especie de galleta acartonada que sabía a rayos pero por la que nos matábamos. Supongo que será porque ya he llegado a la edad de la nostalgia, pero recuerdo aquellos cumples y me parece que el mundo era más ingenuo y más sencillo. Al final todo acababa como el rosario de la aurora, a veces incluso con camorra, pero hasta eso molaba. Una amiga de la infancia se ponía en la entrada de su casa y extendía la mano para pillar el regalo antes que nada: “Mi regalo, por favor”. ¡Qué diplomacia!
Hace poco en el grupo de Facebook ‘Los niños de Pedro’ que reúne a mamás y papás que participaron en el taller de masajes y estimulación del Centro de Salud Manuel Encinas de Cáceres, una madre pedía opiniones sobre cómo celebrar el primer cumpleaños de su hijo. Se planteó un mini debate sobre cómo hacerles disfrutar ese día. Son tan pequeños que es imposible que capten el concepto de que es su cumpleaños, pero merece la pena inventarse algo que nos recuerde ese día grande. A ellos luego les encantará ver las fotos de esa primera velita.
Ya estamos a punto de celebrar el segundo cumple de Pablo y habrá que empezar a pensar cómo hacerlo. El primero fue una fiesta en la que había muchas cosas que conmemorar. El primer año del niño, nuestro primer año como padres, el primer año de los abuelos. 365 días de felicidad total, de dudas, de esfuerzo, de ir superarando pruebas. ¡Qué emoción! Pedimos el día libre, estuvimos de comida y por la tarde vinieron los tíos y los amigos a partir la tarta. Faltaron niños pequeños, pero es que nuestro entorno es tan “sin niños”…Este año, que ya sabe cantar el cumpleaños feliz y todo, habrá que hacer un poco más de pachanga.
Supongo que la cosa irá sofisticándose con el tiempo. Hay padres que me han contado que alquilan naves o locales para celebrar allí los cumpleaños. Los que disponen de jardines o terrazas grandes tienen sitio para llevar algo de animación, como payasos o magos. Los parques infantiles de piscinas de bolas tienen mucho éxito. Y luego los burguer y las pizzerías…me horrorizan un poco, pero supongo que son útiles para que la casa no quede como Vietnam.
Añado aquí un par de relatos sobre cómo celebran algunas mamás los cumples de sus cachorrillos. Hay ideas interesantes y útiles. “En los cumples de mis hijos siempre me ha gustado recordar cómo han cambiado y lo que han crecido. El salón donde lo celebro lo lleno de fotocopias a color de los momentos más significativos de los últimos meses, siempre en primeros planos, donde se ven los rasgos de bebé a niño. Y globos, muchos globos. Los globos dan alegría a cualquier estancia”.
Otro más: “Yo hice flores con globos y las colgué en la pared, guirnalda de “felicidades”, sombreritos de cartón para los niños, piñata con golosinas y monedas de chocolate”, cuentra otra mami, que recomienda “que haya otros niños para que también disfrute él” y “no complicarse demasiado ni liarse en la cocina”. Importante anotación.