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Cristina Núñez Nebreda

Juegos de niños

Primavera, ven a mí

He tardado más de un mes en volver a este territorio de ‘Juegos de Niños’. De este paréntesis poco que decir, salvo que andaba con la cabeza en otras cosas. Aquí estoy, retomando este espacio que no pienso abandonar. No ha acompañado mucho a mi estado de ánimo este maldito tiempo que ha transformado Extremadura en una especie de isla británica que, nadando, nadando, ha venido a colocarse al oeste de la península ibérica con sus nubes perpétuas. Nos van a salir aletas, branquias, escamas. Nos vamos a tener que colocar una escafandra para salir a la calle. Yo, que suelo despotricar contra el calor extremo de estas tierras sureñas, reconozco que estoy harta y quiero ver un enorme cielo azul sobre mi cabeza. Y solete.

La primavera nos invita a salir de casa, cosa que los niños agradecen

El buen tiempo anima a salir de casa y hacer actividades más divertidas con los niños

¿Afecta a los niños esta negritud climatológica? Yo creo que sí, por varios motivos. Uno de ellos, yo creo que fundamental, es que el ocio se limita muchísimo. Prácticamente no se puede hacer nada fuera de casa, o hay que buscar zonas “indoor” en donde ni nos mojemos ni nos enfríemos. Para enanos súper enanos existen los parques de bolas, que son como un parque callejero pero en donde no hay que sufrir el viento ni la lluvia. Me han contado que no son especialmente “glamurosos”. No puedo opinar porque no he ido. Las actividades culturales son siempre una buena opción para todos. El otro día estuvimos en el Gran Teatro de Cáceres viendo Alicia en el País de las Maravillas, una versión musical de esta lisérgica historia de Lewis Carroll. De algún modo mágico consiguió que un niño de cerca de dos años y medio, el mío, permaneciera más de una hora con la boca abierta y totalmente hipnotizado. A los mayores nos dejó un poco fríos, pero cumplió su función. Me pregunto cuál será el mejor momento para llevar al niño al cine. Todavía le veo pequeño.

Dentro de casa también hay muchas cosas que hacer en las largas tardes invernales, pero terminamos recurriendo siempre a los mismos juguetes, a la tele… Hay que reconocer que las horas se hacen largas y que todos nos ponemos un poco pesados sin ver la luz del día.

Quiero que pase el winter y también los resfriados, catarros, mocos y demás. Este año no nos hemos librado ni los adultos. Yo aún ando renqueante después de varias “itis” mordaces: una otitis, una sinusitis…Tengo la sensación de que ha habido demasiados constipados y que nos duran más tiempo. Ya son demasiadas mañanas saliendo de casa abrigados y pertrechados con el plástico para la lluvia del carro y el paraguas, lo que me aburre mucho y no siempre parece suficiente para evitar que las ráfagas de viento o la lluvia no nos enfermen.

Algunas alergias empiezan a aflorar en primavera

Las alergias a los pólenes surgen en primavera

En un plano más frívolo tengo que decir que ya me apetece liberar los armarios de la ropa gorda y también ponerle a Pablo cositas más alegres. Sus jerseys ya tienen bolas, después del largo invierno, y sus cazadoras han recibido un buen tute (han sido arrastradas por todo tipo de suelos) y mucha lavadora. Tengo un particular problema con los calcetines, y es que por más que hago, siempre los desparejo. Todas las mañanas el mismo show. Siete calcetines y todos distintos. El buen tiempo debe librarme de esa particular tortura de desorganización doméstica. Ay, quiero ver ya las canillas de mi enano al airecito de la primavera. Sin calcetines y con pantalón corto.

La alimentación también se hace más fresquita y ligera con el buen tiempo, y tengo ganas. Un simple gazpacho es la cosa más completa que hay, se puede hacer con antelación y quita la sed y alimenta. La fruta de temporada,  los zumos, las ensaladas variadas. Alejarse un poco de los fogones y tener opciones más rápidas para comer todos. Y también los helados que, aunque no conviene abusar, son una de esas cosas que te pueden arreglar un mal día.

Bueno, para dejar de idealizar ese periodo que no termina de llegar, conviene ser conscientes de que el dicho de que “la primavera la sangre altera” se cumple, y que los pequeños son muy sensibles a las variaciones climatológicas. También irrumpen las alergias y es el momento en el que algunos niños se les “despiertan”, es decir, empieza a manifestar síntomas de alergias a pólenes, por ejemplol Hay que tener cuidado con el sol y a los cambios de temperatura de los sitios demasiado refrigerados. Todo eso lo superaremos, pero por ahora…¡quiero cerrar el paraguas!

 

 

 

 

 

 

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