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Cristina Núñez Nebreda

Juegos de niños

¿Todos los carritos son iguales?

Carritos de bebé

La elección de carrito es vital porque lo vamos a utilizar durante mucho tiempo

Es uno de los momentos estelares de la preparación de la llegada de un niño al mundo ¿Qué carro me compro? Yo ya pasé por ese momento hace dos años, pero una querida amiga que está ya a solo dos meses del nacimiento de su primera hija me contaba hace poco los devaneos que implica a esta elección. Qué lío. A veces uno quisiera que no hubiera tanto donde elegir, pero el capitalismo es así…hay de todo a paletadas. En realidad creo que el carro que se elige da algunos datos de la personalidad de los padres. Es un poco como la moda o la ropa que nos ponemos. Algo dice de nosotros.

Es difícil anticiparse a cómo es eso de circular con carrito. Si nunca has llevado carro, como suele suceder, cuesta ponerse en situación y pensar en los retos o las necesidades que van a surgir. Vamos, que yo no tenía ni idea de cual podía ser mejor: todos me parecían bien y me hubiera comprado el primero que vi. Pensaba que no había más tela que cortar que la elección de colores. Luego te vas metiendo en un laberinto con Minotauro y todo. Algunos vendedores plantean la cuestión como algo de vida o muerte, y te imaginas en la calle derrapando, o sin poder subir los bordillos o con el niño “estrompao”. ¡Pesadilla!

He buceado por  foros para ver qué criterios utilizan las mamás a la hora de elegir su carrito. Hay un componente estético y otro práctico. Hay familias clásicas a las que les van los aires ‘vintage’ y escogen carritos con inspiración antigua. Otros se hacen con coches de estilo deportivo y aerodinámico y colores atrevidos. Más allá de esto se valora mucho el tamaño, la estabilidad y el peso. Se recomienda medir el maletero del coche y el ascensor, para comprobar que cabe en ambos sitios. En la tienda es vital fijarse en cómo se pliega y lo que va a ocupar. Hay algunos mecanismos infernales, para los que se necesita un entrenamiento intensivo.

También hay muchos precios distintos. He llegado a ver ofertas en hipermercados por poco más de 400 euros. Y también he visto equipaciones que superan los 2.000. Increíble pero cierto. La media ronda los 800 y 1200 euros por toda la equipación. Habló de lo que gasté yo y de lo que están gastando mis conocidos. Jané o Chicco  son más económicos. Bugaboo o Bebecar son algo más caros.

carrito

El carro habla del estilo de los padres

Casi todos los cochecitos vienen en “pack”. Tienen una estructura básica a la que primero se le inserta el capazo (para bebés de hasta cuatro, cinco o seis meses, depende de su tamaño) y después la silla. Junto a esto incluyen el grupo cero, un elemento que sirve para llevar al niño en el automóvil pero que también se puede insertar en el chasis y llevarlo de paseo.

El carrito está en activo mucho tiempo. Hasta los tres años por lo menos lo utilizaremos con normalidad. Eso sí, cuando los niños empiezan a ser más mayorcitos a veces se requiere una silla ligera (o de paseo), que como su nombre indica no pesa nada y se pliega con un solo movimiento. Puede encontrarse desde los 50-60 euros.

Nosotros fuimos poco originales y compramos el célebre y nada barato Bugaboo Camaleón. Tiene una excelente movilidad y se maneja con un dedo como quien dice, aunque para mi gusto ocupa demasiado y yo nunca supe plegarlo a la primera. Me costaba horrores ponerle el plástico anti-lluvia, aunque una vez puesto, encajaba como un guante y no entraba ni una gotita. Todos los accesorios cuestan un potosí: sombrilla, saco de invierno o funda de verano. No compré bolso porque en la cesta cabían muchas cosas, y me parecía un estorbo. Ya lo hemos sustituido por una silla de paseo de peso pluma, que puede transportarse incluso colgada, casi casi como una mochila.

A todo esto, y como colofón, decir que no todos los papás compran su carrito. Hay quienes lo heredan de familiares y amigos, una buena opción para ahorrarse un dinerito y reciclar. Si es de buena calidad un cochecito puede quedar en buen estado después de un uso. Me cuesta pensar que pueda tener una tercera vida.

Algo más: hay una corriente de madres que rechazan este recurso en los primeros meses de vida de sus hijos. Abogan por la crianza natural y consideran que el niño tiene que estar pegado a la madre para evitar el vacío, el desapego o la soledad del carro. Después de nueve meses en la barriga se opta por llevarles en mochila o bandolera, muy cerca del cuerpo. La cosa cambia cuando empiezan a pesar. No he visto a muchos niños de 12 o 15 kilos encima de sus padres.

 

 

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