Aperro flaco, todo se le vuelven pulgas. Esta semana hemos sabido que Extremadura cuenta ya con 118.970 desempleados; la tasa de paro se ha elevado en 5.104 personas en septiembre, un 4,48% más que en agosto, registrándose uno de los peores comportamientos del país. La cola del INEM, ahora SEXPE, es ya tan larga que ocupa nada menos que 60 kilómetros si ponemos a los demandantes uno detrás de otro y le damos a cada uno 50 centímetros de baldosa, vamos como ir de Mérida a Badajoz.
En un año hemos subido en 8.791 desempleados, casi un 8%, y lo peor de todo no es la situación dramática en la que nos encontramos, sino lo que está por llegar. Como se encargó de señalar ayer el secretario general de CCOO en Extremadura, Julián Carretero, «el panorama que se vislumbra para nuestra Comunidad es muy crudo». En su opinión, lejos de ir hacia una dirección de mejora en materia de empleo, la región está girando hacia una dirección contraria. Este planteamiento difiere con el dado hace unos días por el director general del SEXPE, Rafael Pacheco, cuando señaló que Extremadura empezaría a crear empleo en febrero.
La perspectiva de Carretero no es suya solo. La comparte su homólogo en la UGT, Francisco Capilla y el representante de la patronal, Juan Manuel Arribas. Los tres se fueron ayer a ver a Vara a su despacho previendo el terror que empieza a cundir en un montón de hogares extremeños donde todos sus miembros están en el paro.
Le pidieron al presidente que planteara unos presupuestos regionales para 2011 volcados en políticas sociales, lucha contra el desempleo y apoyo a las empresas. Le vinieron a decir que hay que centrarse con casi exclusividad en el desempleo y el mantenimiento de las prestaciones sociales y en lanzar políticas que permitan la recuperación de la actividad económica.
Además, le exigieron que reclame a Zapatero un mayor compromiso presupuestario con nuestra región. Las cuentas públicas del Estado para 2011 han supuesto, según ellos, una verdadero ‘varapalo’ para Extremadura, lo cual no deja de ser condescendiente si se tiene en cuenta que el recorte ha sido del 33%. Ahí queda eso. En Madrid son muy listos y han debido pensar: si estamos con el paro en alza, vamos con amplios recortes en las cuentas y a ver qué pasa.
Encima, para rizar aún más el rizo, el plan de empleo de Zapatero, ese que se firmó en 2004 entre el jefe del Ejecutivo y el entonces presidente Ibarra (y después se prorrogó con la llegada de Vara hasta 2011), se ha eliminado dos años antes de los presupuestos generales del Estado. Madrid ponía hasta ahora 25 millones de euros al año y la Junta otra cantidad idéntica para políticas de empleo, pero de pronto la aportación estatal ha desaparecido de las cuentas públicas, se ha borrado, la concedida a Canarias sigue, pero la extremeña se ha esfumado por arte de birlibirloque.
Se esperaba una respuesta contundente del Gobierno regional ayer, un puño encima de la mesa, una explicación, cuando al PP le dio por sacarle los colores. La vicepresidenta primera, Dolores Pallero, se limitó a resaltar todo lo que se ha invertido en Extremadura en empleo desde 2004 por parte del gobierno de Zapatero y se metió con Aznar por no haber hecho lo mismo cuando llevaba las riendas del país. Muy bien, para los suyos está muy bien, pero de vez cuando se podría plantear romper algún cristal como antes. La situación lo reclama. ¿O no?