EL PSOE extremeño cuenta con que, dentro de un mes, cuando se entre en la recta final de la precampaña, recibirá un espaldarazo importante cara a las elecciones: el pronunciamiento del Ministerio de Medio Ambiente sobre la autorización de la refinería Balboa. Evidentemente, los socialistas extremeños entienden que si su titular, Rosa Aguilar, ha dicho públicamente que ya no se van a pedir más papeles al promotor y que a mediados del mes que viene habrá una respuesta, esta va ser afirmativa. Sería de una torpeza extrema introducir un elemento negativo a un mes de unos comicios, si encima se le da un bofetón en la cara al candidato.

Es evidente que los tiempos administrativos no tienen por qué coincidir con los deseos electorales de una determinada formación política, pero si se ha esperado siete años para una respuesta, no pasaría nada por alargarla un mes más, sobre todo si esta va en sentido contrario a lo que se espera.

Los movimientos de ‘refinería sí’ y ‘refinería no’ siguen latentes y su nivel de confrontación es constante, pero políticamente el debate ya no existe. La contienda que se vivió en las elecciones de 2007, cuando el PP cogió la bandera medioambiental y se opuso frontalmente al proyecto, pasó a mejor vida.

Los populares rectificaron su propia estrategia y, nada más tomar las riendas del partido José Antonio Monago, este dio el paso de decir ‘basta’ e ir a darle la mano al empresario que estaba detrás de todo, Alfonso Gallardo. Y es que entre la militancia del PP nunca se entendió que un partido de derechas, o de conservadores y liberales si se quiere, se opusiera a un proyecto empresarial de este calibre y fueran los socialistas, en otra época con un mayor grado de concienciación medioambiental, los que lo estuvieran liderando. Había que cambiar el discurso cuanto antes y en dos meses lo hizo.

Si Medio Ambiente dice que sí, el PSOE ‘venderá’ electoralmente el amplio número de puestos de trabajo que se pueden conseguir, sobre todo durante la construcción. Con los niveles de paro por las nubes, el último dato habla de más de 123.000 desempleados en Extremadura, crear 2.500 o 3.000 puestos de trabajo parece casi un sueño.

Para Guillermo Fernández Vara, la disputa sobre el asentamiento o no de una refinería es un asunto más que finiquitado. Una de las primeras afirmaciones que hizo, al día siguiente de revalidar la mayoría absoluta del PSOE y echar del Parlamento extremeño a Izquierda Unida, fue en este sentido: «La refinería es un hecho juzgado». Para él, después de la guerra vivida y teniendo en la mano el resultado que obtuvo, nadie podía toserle.

De todas maneras, está por ver si con la autorización medioambiental en la mano, el proyecto sale adelante. Para algunos, la crisis y la inestabilidad económica van a conseguir lo que no han podido los ecologistas. No en vano, algunos socios iniciales que captó Gallardo se han ido quedando en el camino. Sin embargo, Vara está más que confiado, dice cuando se le pregunta lo que, a su vez, le indicó un gran empresario español no hace mucho: «Cuando te den el ‘OK’ en el Ministerio, los inversores vendrán solos». Ya veremos.