Faltan 8 días para el 20N, cita electoral que no solo va a servir para comprobar qué fuerza tiene en realidad Mariano Rajoy -dado que todas las encuestas le dan claro vencedor- sino para constatar si la estrategia llevada a cabo en Extremadura por las distintas formaciones políticas ha sido la acertada.
Los populares se han marcado como objetivo alcanzar los 6 diputados en la región (3 porBadajozy 3 por Cáceres), dejando a los socialistas solo con 4 (3 porBadajozy 1 por Cáceres). Aunque tradicionalmente siempre se ha producido un empate a 5 diputados, la encuesta del CIS prevé este hipotético escenario y en el seno del PP se ha implantado la idea de que ya nada es imposible. Si después de 28 años de oscuridad han sido capaces de echarle la pata por encima al PSOE, pasando de 27 disputados a 32 en el Parlamento extremeño, ¿qué son 50.000 o 60.000 votos más que faltan para ganar por goleada? Hace solo dos meses, primeras filas del PP negaban de forma tajante este escenario; ahora cuanto menos lo dudan. Es como cuando te toca la lotería, que uno ya piensa que entra en racha y lo próximo es el cupón de los ciegos.
De todas maneras, la estrategia populista de José Antonio Monago está funcionando, entre otras cosas porque con la crisis tiene el campo labrado. Las cifras económicas y de desempleo no le acompañan, pero la gente entiende que no posee una varita mágica para arreglar en cuatro meses el desaguisado que tiene encima. Cuando avance la legislatura ya se verá, pero por ahora cuenta con plazo y casi con un cheque en blanco por parte dela ciudadanía. Elpresidente extremeño todavía no ha adoptado ninguna medida dura, si acaso la paralización del gasto y la inversión, pero en la estrategia de políticas aplicables contra la crisis esta postura la compra la gente sin problemas, sobre todo si viene aderezada con una buena estrategia de marketing donde no falta el ataque al contrario.
En el PSOE extremeño la gente sigue pensando aquello de que esto no ha podido ocurrirme a mí. Cara a estas elecciones juegan al ‘virgencita, virgencita que me quede como estoy’ y le tiemblan las piernas solo de pensar en el escenario nacional post-20N. La baza socialista es muy mala: la mayoría de la gente le atribuye a Zapatero la culpa de todos los males, las encuestas no le acompañan sino todo lo contrario y van a presentar a un candidato que trata de esconder sin éxito su estela. Mala cosa. De todas maneras, aunque esperan una bajada en el número de votos en Extremadura, consideran que van a poder salvar los muebles y que el número de diputados será el mismo que en 2008. De ser así, sería un éxito en estos momentos, dado el descalabro que se presupone para el resto de España. Guillermo Fernández Vara sigue teniendo predicamento en Extremadura, pero por mucho que trate de arrimar el hombro atacando a los populares o al propio Monago con sus acciones u omisiones, el aire en contra que llega de Madrid es demasiado fuerte.
¿E Izquierda Unida? De esta formación no hay que olvidarse aunque no vaya a conseguir ningún diputado en Extremadura, según todas las encuestas. La coalición se enfrenta a una especie de examen ante los electores. Así se ve al menos en el seno de su presidencia regional. La candidatura encabezada por Pedro Escobar tiene que demostrar que la decisión adoptada tras el 22M, cuando se abstuvo y permitió un gobierno del PP en minoría, ha sido aceptada por sus votantes. Es más, tiene que comprobar si la estrategia desarrollada estos cuatro meses, con apoyos puntuales al PP y claro enfrentamiento al PSOE, ha sido acertada para sus intereses.
Las encuestas que se barajan apuntan a que Izquierda Unida subirá, entre otras cosas porque en los anteriores comicios de 2008 solo obtuvo 20.000 votos, pero hay quien exige una comparación con el resultado autonómico de mayo de este año, cuando la formación alcanzó los 37.000 sufragios. Lo malo es que con el hundimiento que puede sufrir el PSOE, a lo mejor hasta lo consigue. Si se llega a este escenario Escobar saldrá reforzado cara a su corriente crítica y también cara a la dirección nacional en Madrid, pero de lo contrario ya veremos.