*Número de votos cosechados por PSOE, PP, IU y UPyD en los tres últimos comicios.
Es duro cuando se pierde, pero traumático cuando te meten una paliza. Y eso es lo que ha hecho el PP al PSOE, le ha medido una tunda de aúpa: 186 diputados frente a 110, el peor resultado socialista de la historia, hasta ahora ostentado por Felipe González en 1977 cuando sacó 118 escaños. Mariano Rajoy, con mayoría absolutísima (le sobran 10 escaños), ha extendido la alfombra azul sobre España gracias a que la gente ha castigado de manera escandalosa a los socialistas; les han culpado directamente de la crisis y, aún peor, de no saber salir de ella ni aplicar medidas que logren ver la luz a final del túnel. A nivel nacional, el PP se ha limitado a mantener el resultado de 2008, ha pasado de 10,2 millones de votos a 10,8 millones, 600.00 más. En el PSOE, sin embargo, ha habido una verdadera escabechina, de 11,2 millones de votos que logró en 2008 se ha quedado con 6,9 millones, ha perdido 4 millones de votos que se han ido a otras formaciones políticas.
En Extremadura la cosa es aún peor. El PSOE sigue en caída libre y sin paracaídas, justo lo contrario que ocurre en el PP, que vive una euforia sin precedentes. Con una participación dos puntos por debajo que en 2008 (del 75,6 frente al 78,5%) los socialistas han perdido 120.000 votos con respecto a 2008, mientras que los populares han ganado 46.000. El resultado de las elecciones del 20N pasará a la historia porque el PP le sacó al PSOE en Extremadura 93.000 votos; ahí queda eso. En la provincia de Cáceres los socialistas han perdido 50.000 votos, pero es que en la de Badajoz han caído en más de 70.000. Un desastre sin paliativos. El resultado histórico de un empate a 5 diputados se ha roto por vez primera en la historia democrática, quedando 6 a 4 y ,ojo, de chiripa: a los populares sólo le han faltado 700 votos en Cáceres para conseguir un escaño más y acabar el partido 7 a 3. Vara tiene un grave problema, pues el deterioro que cosechó su partido en mayo lejos de aminorarse, se ha acrecentado.
Por el contrario, José Antonio Monago no puede estar más contento. No sólo ha mejorado el resultado de las autonómicas de mayo, con 30.00 votos más, sino que encima ha hundido en el fango a su contrincante directo. Es como si Papa Noel hubiera llegado un mes antes para él y los suyos. En Extremadura sí se puede hablar de trasvase de votos PSOE-PP (46.000 exactamente), aunque bien es verdad que buena parte de los sufragios socialistas se han ido a Izquierda Unida y también a UPyD, formación ésta última que emerge con fuerza en la región puesto que ha cuadriplicado los resultados que obtuvo en las pasadas elecciones generales.
No hay que olvidarse de Izquierda Unida, formación que se jugaba mucho en estos comicios. Es verdad que el suelo conseguido en 2008 era muy fácil de superar pues sólo alcanzó los 20.000 votos, pero la barrera de los 37.000 sufragios que alcanzó en las autonómicas de mayo y que permitió su entrada en el Parlamento extremeño nuevamente, no dejaba de ser un reto para una coalición cuya decisión de abstenerse y dejar gobernar al PP en Extremadura había supuesto un trauma de difícil digestión por parte de su militancia. A la vista de sus resultados, con 37.706 votos conseguidos, Pedro Escobar sale airoso del envite pues no logra representación, pero se siente refrendado con su actuación, no sólo ante sus compañeros en Extremadura sino ante la dirección federal en Madrid.
Ya se sabe que unas elecciones no son iguales que otras, pero si se hiciera una extrapolación de los datos de las nacionales a las autonómicas, el PP hubiera alcanzado una mayoría absoluta con 37 escaños (ahora tiene 32), el PSOE se hubiera hundido hasta los 25 (ahora tiene 30) e IU hubiera sacado los mismos 3 que posee en la actualidad. Por circunscripción, en Badajoz el resultado hubiera sido 20-14-2 para PP, PSOE e IU y en Cáceres 17-11-1.
Quedan 4 años por delante, toda una carrera de fondo después de dos carreras de velocidad, el 22M y el 20N, un maratón político en toda regla que, está por ver, quizás no todos aguanten hasta la meta. La crisis sigue ahí fuera, no hay que olvidarlo, y ya ha demostrado que puede llevarse por delante a gobiernos de derechas o de izquierdas. Además, en los partidos, ya se sabe, puede ocurrir de todo, sobre todo cuando los liderazgos se cuestionan porque los datos no acompañan.