Pocas inteligencias tan agudas, tan brillantes,… y a la vez tan descreídas de todo como la de Agustín de Foxá. Quizá ninguna. Conde de sí mismo, diplomático de carrera, algo histrión, caballero siempre. Tirando a gordo. Gordo sin más. Penacho de las mejores mesas. Tan voraz como fino conversador en los salones del verbo. Su vida está repleta de lances batidos a palabra y palabras cinceladas por una de las más altas plumas de nuestra historia, la suya. “Madrid de corte a cheka” es, sin duda, una de las mejores novelas del pasado siglo. Dicen que la escribió en guerra, del tirón, sentado en una mesa del Café Novelty de Salamanca, comiendo un pepito de ternera tras otro. Novelty, que por entonces pasaba por ser Café Nacional. Agustín formó parte de lo que con el tiempo dio en llamarse la corte literaria de José Antonio. Ernesto Giménez Caballero, Rafael Sánchez Mazas, Dionisio Ridruejo, José María Alfaro, Jacinto Miquelarena y Pedro Mourlane Michelena entre otros. Con ellos frecuentó la tertulia azul de La Ballena Alegre y con ellos, con algunos al menos, escribió la letra del “Cara al Sol”. Pasados los años acabó decepcionado, desilusionado, pero ni aún así se le agrió el vino. Recorrió la distancia que separa La Gaceta Literaria de la tercera de ABC con buen apetito y mejor humor. Para explicarse a sí mismo solía decir que todas las revoluciones se fundan en un trilema. Libertad, Igualdad y Fraternidad proclamaban los sans cullottes. Patria, Pan y Justicia repetía la Falange, y él mismo, en aquellos años turbulentos de amor y guerra. Al final, triste y desengañado, aquel prosista tan elegante como despierto, repetía cínico que ya solo se debía a ese otro trilema, el que dice: café, copa y puro. Nunca le faltó razón al bueno de Foxá. Curzio Malaparte, siempre dado a gritar viva quien vence, dijo de él que pertenecía a esa generación de jóvenes españoles que había intentado encontrarle un fundamento feudal y católico al marxismo. “Foxa e funéreo como ogni buon spagnolo”, se atrevió a decir de él y de nosotros. Y Foxá se fumó un puro, que es exactamente lo que yo estoy haciendo ahora.