Ramallets acababa de llegar a Les Corts. Era un joven don Juan que venía del viejo Europa y al que Matías Prats llamaría, años más tarde, el gato con alas de Maracaná. Velasco es aún el portero titular, de hecho, alcanza el título de menos goleado. El Barcelona se proclama campeón de liga temporada 1947-1948. Tercera de las ligas blaugranas. Enrique Fernández es el míster y el once titular el formado por el ya citado Velasco en la puerta, Elías, Curta, Gonzalvo III, Calvet, Gonzalvo II, Basora, Seguer, César, Badenes y Valle. César es el máximo goleador del equipo, con 20 goles, solo superado en la pugna por el pichichi por el mítico Pahiño, con 23, todavía en las filas del Celta de Vigo. Por cierto, aquel año el Real Madrid se salvó de descender por el “goal average”, quedando por debajo incluso del Alcoyano. Cosas que pasan.
Digo todo esto porque ha caído en mis manos el menú de celebración de la victoria. Según puede leerse en él, se trata de la Cena homenaje que el Consejo Directivo del Club de Fútbol Barcelona dedica a sus jugadores, con motivo de haber conquistado el Campeonato Nacional de Liga 1947-1948. Tuvo lugar en uno de los restaurantes más elegantes y caros del Paseo de Gracia, el Salón Rosa. Restaurante inaugurado en 1932 y que era muy popular por sus grandes ventanales, desde los que veía cuanto ocurría en la transitada avenida. Desgraciadamente en 1974 cerró sus puertas. Sigo leyendo. “Minuta. Crema de guisantes, supremas de pescado Morney (sic), fiambres surtidos, entrecote de ternera con legumbres, fresones Melba, tarta Campeón. Café y licores. Chablis Paternina, Banda Azul Paternina y Champaña Raventós.”
Anoto. La salsa morney, o mejor dicho, mornay, es una bechamel enriquecida con yema de huevo y un poco de queso rallado. En cuanto a los fresones melba, prometo contarlo otro día más por menudo, pero sepan que es una variante del postre ideado por el gran Escoffier para la cantante de ópera australiana Nelly Melba. Lo de la tarta campeón lo dejo a su siempre desbordada imaginación. Era el 15 de abril de 1948. Y el Barcelona acababa de conseguir su tercera Liga. Aún le faltaban dos para ser como el Athletic. De Bilbao, por supuesto.