FOTOGRAFÍAS DEL ARCHIVO DE LORENZO CORDERO SOBRE RODAJES EN CACERES. VER AQUÍ.
FOTOGRAFÍAS DEL RODAJE DE ‘ISABEL, MI REINA’. VER AQUÍ.
Entre las aventuras profesionales de Lorenzo Cordero, al intrépido reportero le gusta recordar sus anécdotas con actores, actrices y directores de cine en las ocasiones en las que Extremadura, y el entorno de Cáceres en particular, han sido escenario de películas como ‘1942, la Conquista del Paraíso‘ (1991), La Marrana (1992), Isabel, mi Reina (2011), La Celestina (1996), o Teresa, el Cuerpo de Cristo (2007), entre otras.
En estos días, Cordero echa de menos el glamour de la época en la que Cáceres era el plató perfecto para rodar películas de época, justo ahora, cuando se dedica más de lo que querría a cubrir como reportero eventos de desahucios, protestas por recortes sociales, y las historias amargas de los que conocen, sde repente, la pobreza. La crisis ha alejado a la Mirada Atenta de las estrellas rutilantes, brillantes, no siempre fáciles de fotografiar, como ocurrió durante Teresa, el Cuerpo de Cristo.
La Mirada Atenta recuerda con nostalgia los momentos en los que se lanzaba a saltarse todas las reglas que suelen imponerse a los fotógrafos en los rodajes de películas, que suelen ser muchas y variadas, dependiendo también del celo y el secretismo con el que se plantean la filmación de las películas.
A mayor secretismo, más difícil es hacer fotos, y mayor esfuerzo e ingenio hay que desplegar para conseguir la instantánea perseguida. Fueron por tanto las películas más estrictas con la prensa las más divertidas para el travieso reportero, que lleva fatal eso de que le impongan desde fuera límites para desarrollar su trabajo.
Durante el rodaje de ‘1942, la Conquista del Paraíso’, Cordero tuvo que echar mano de su ingenio y paciencia para fotografiar al protagonista de la película, Gerard Depardieu, que hizo todo los posible para que no le vieran durante su estancia en Cáceres. Tales eran las dificultades para acercarse al rodaje, que Cordero decidió colarse en el hotel en el que se alojaba el famoso actor, y se instaló como un guardián en el pasillo en el que se encontraba la habitación de Depardieu hasta que apareciera.
Aunque intentó ser discreto, el galo se dio cuenta de los esfuerzos de Lorenzo y al día siguiente le cogió por el brazo tras una rueda de prensa, y le espetó en francés que, si quería acostarse con él la noche anterior, lo único que tenía que haber hecho era “llamar a la puerta de su habitación”, en vez de esperar en vano en el pasillo sin decidirse a dar el paso.
Como se lo dijo en francés, Cordero apenas entendió lo que le decía Depardieu tan agarradito a su brazo, por lo que sonrió como un tonto hasta que se lo tradujeron, una vez pasada la situación.
El caso es que, quisiera o no, el francés fue fotografiado por La Mirada Atenta en varias ocasiones en aquel rodaje, y las fotografías que no fueron publicadas aquellos días en el periódico HOY, han permanecido hasta ahora olvidadas en formato diapositiva en el desordenado archivo de Lorenzo hasta hoy, cuando ha empezado a recordar esos días en los que fotografiaba con una de sus primeras máquinas de fotos, de esas que utilizaba negativos, y no sabía muy bien cuál iba a ser el resultado de su trabajo hasta que llegaba al laboratorio.
Fue durante ese rodaje, horrible para los periodistas, cuando Cordero tomó las primeras fotografías que se hicieron al británico Ridley Scott en España. La Mirada Atenta no pudo evitar fijarse en el concienzudo trabajo que llevaba a cabo el director, todavía considerado de culto, y reconocido a nivel mundial después por el gran público.
Mucho más a gusto, y sin apenas dificultades, trabajó Cordero durante el rodaje de La Celestina, cuando prácticamente podía seguir con su objetivo a los cámaras que filmaban a los actores en el casco antiguo de Cáceres. Ello se nota en sus fotografías, que parecen en muchas ocasiones los fotogramas de la propia película, sin que le impusieran distancias imposibles de salvar durante los ensayos.
Una de las primeras reglas que se impone a los fotógrafos de prensa en los rodajes es que sólo pueden acercarse a la zona durante los ensayos, ya que durante la grabación de las escenas el silencio debe ser tan absoluto que hasta el click de una cámara de fotos molesta. Para saltarse esta prohibición, Lorenzo Cordero se fijó con atención en el artilugio que llevaba uno de los fotógrafos que participaban en la película Isabel, Mi Reina, y que trabajaba con una cámara colocada en el interior de una caja insonorizada.
Sin caja insonorizada, y saliéndose en muchas ocasiones de los puntos fijos establecidos para la prensa, Lorenzo Cordero ha disfrutado como un niño jugando con la mirada cómplice de Penélope Cruz, la sonrisa abierta de Maribel Verdú, las bromas de Michelle Jenner, la camaradería de Alfredo Landa y Antonio Resines, el recogimiento impostado de Paz Vega, la belleza de Lenonor Walting, la sabiduría de Geraldine Chaplin…
Eran otros tiempos, y La Mirada Atenta está deseando que vuelvan.