El calor ha sorprendido a Extremadura todavía con el armario sin cambiar, con las camisetas en el altillo, y el paraguas en el coche para por si acaso. Acostumbrados de todas formas a las primaveras traicioneras, esas que aceleran los termómetros de cero a 30 en un día, los cacereños se resignan a ir por la sombra y a remangarse la camisa hasta llegar a casa y degustar el primer gazpacho veraniego.
Pero a los turistas que llegan del frío, el calor del verano adelantado los convierte en alegres lagartijas, y la plaza Mayor se convierte en el improvisado solarium que convertirá sus blanquecinas pieles en rojos tomates despellejados. La Mirada Atentano deja pasar la ocasión, y retrata esa bella primavera en las alegres miradas de las que han decidido participar en la fiesta del calor que se celebra hoy Extremadura.