La Mirada Atenta siempre va con los ojos abiertos, y normalmente no se le escapa detalle de lo que ocurre en su entorno. Durante los preparativos del Womad, se encontró con una pareja que aún se siente atada a la fotografía tradicional, al carrete de fotos que es difícil de manipular en el ordenador, y al frágil revelado.
Ella era portuguesa, y él, americano. Cuando Lorenzo Cordero pasó por su lado, estaban peleando con el negativo, al que intentaban meter sin éxito en la cámara. Le vieron fotografiando la zona con manos expertas, y le pidieron ayuda. La Mirada Atenta no podía creérselo al verse de nuevo con lo que consideraba “una joya del pasado“. Les colocó el carrete en la vieja cámara, como él mismo había hecho antes miles de veces, y también hacía ya mil años que no hacía, y se la entregó preparada para que fotografíaran la parte antigua de Cáceres.
Tras hacerles la foto para recordar este momento, a la Mirada Atenta aún le quedaba la duda de si les habría instalado bien el negativo. En caso contrario, le queda el consuelo de que nunca le olvidarán.