La fotógrafa alemana Utah Barth asegura que la fotografía “es dibujar con líneas de luz”. En la era digital, Lorenzo Cordero recuerda cuando ese dibujo se hacía a pulso y el pintor de las luces tenía que jugársela tirando de carrete sin saber si el resultado sería bueno hasta que no llegara al laboratorio. Ello obligaba a realizar muchas fotos de la misma escena para poder luego seleccionar las mejores, descartar las que tuvieran errores desenfoques, malos encuadres, ojos cerrados, etc.
Es lo que le ocurrió durante una manifestación de profesores en Cáceres hace 20 años. Estaban unos 150 docentes ocupando la calle en el centro de Cáceres con sus pancartas, sus reivindicaciones coreadas, sus manifiestos, y de repente, sin que nadie pudiera imaginárselo, pasó rápidamente por el medio de la concentración, como demostrando que no tenía nada que temer ni ocultar, el que era entonces director provincial de Educación, José Luis Vega.
Antes de que a los profesores les diera tiempo siquiera a reaccionar, la Mirada Atenta ya estaba gastando carrete y buscando la mejor posición para soltar la ráfaga de disparos a su objetivo. Fueron apenas unos segundos, pero no había otra oportunidad para captar ese momento. Previamente, Cordero había revisado más de una vez que el carrete estaba bien puesto ya que no había sido la primera vez que todo un trabajo se había ido al garete por no haber tenido cuidado en la preparación del material.
Cubrir esta manifestación buscando la mejor foto le costó a Lorenzo Cordero unos tres carretes. Al final sólo salió publicada una fotografía, y no fue precisamente ésta. Pero la Mirada Atenta no la dejó escapar. Nunca se sabe cuándo es necesario abrir el baúl de la memoria.