FOTOS DEL DÍA DEL ORGULLO GAY EN CÁCERES.
¿Cómo hacer una foto buena en la que sale gente cuando esa gente no quiere salir? Este problema, al que se enfrenta cualquier reportero, sólo tiene una solución: la empatía, una habilidad que ahora está de moda en los cursos de directivos, pero que la Mirada Atenta aprendió en su mejor universidad, “la calle“.
Sin buen rollo, no hay foto de buen rollo, en la que los retratados se entreguen libremente a su cámara, por lo que cuando hay algún acontecimiento protagonizado por personas, Lorenzo Cordero tiene que concentrarse primero en sí mismo, trabajar su lado más asertivo, que dirían los psicólogos, y exhibir una sincera amabilidad con sus objetivos. No una falsa sonrisa, ni una frase simplemente simpática. La empatía, como truco no funciona. Tiene que ser real, porque si no, se nota.
Ello implica un claro respeto a sus retratados, no tirarse a degüello con los protagonistas, no arrebatarles una foto a la fuerza, sino camelarles para que sean ellos los que se dejen fotografiar. Una vez seducido el objetivo, empieza el baile, y todo va como la seda, mejorando de forma exponencial los resultados.
Esta forma de trabajar, que conlleva un esfuerzo previo, nunca le ha fallado hasta el momento a Cordero. Así lo hizo el año pasado, por ejemplo, en la fiesta del Día del Orgullo Gay de Cáceres, un evento al que asistieron muchos cacereños, pero de los cuales un buen porcentaje no quería salir en la foto del HOY por pudor. Lorenzo Cordero respetó la voluntad de los protagonistas, y convenció a otros, consiguiendo así su objetivo sin molestar a nadie.
No es lo mismo fotografiar el ambiente bullicioso que puede encontrarse en cualquier concentración festiva, que reflejar en una imagen el espíritu reivindicativo de dos personas que muestran, desafiantes, que el amor y la atracción no conoce ni quiere reglas. Y a los que no les gusten, que no miren, dijeron sus ojos a la cámara de la Mirada Atenta.